«El abrazo debería ser recetado por los médicos, pues hay en él un poder curativo. El abrazo cura el odio. El abrazo cura los resentimientos. El abrazo cura el coraje y los malos entendidos. El abrazo cura la tristeza. Cuando abrazamos soltamos amarras, nos reponemos en un instante de las cosas que nos han hecho perder la calma. El abrazo rejuvenece el alma y el cuerpo. El abrazo nos da paz en el alma». Nos los envió Francisco Hernández Parra en un correo. Foto de «mundo psicólogos»