Dinero, consumo y aguinaldo
El ser humano tiene algunas constantes. Una de ellas, es que, ante una alternativa, cada cual guarda lo mejor para sí mismo, y también para aquellos a quienes quiere.
Kenneth Galbrath. Libro “El dinero”
Viene el aguinaldo y amablemente me comienzan a invitar los medios de comunicación para que dé opiniones sobre cómo utilizarlo, pero lo que sé es que la verdad que no hay una guía, lo que sí puede haber son fines coincidentes.
Por ejemplo, partir de dónde estás, y hacia dónde quieres llegar en el corto, mediano y largo plazo, dependiendo de tu edad y sector, sumado a la inercia de tu economía local y nacional podrían ser consideraciones que te permiten tomar decisiones.
Por otro lado, el consumo es un proceso natural del ser humano. Recuerdo que, en los primeros cursos como estudiante de Economía, leía que “es el factor esencial de la pujanza de una economía”. Es más, es el factor clave en el sistema capitalista en sí mismo.
En el sistema capitalista no tiene sentido producir si no se consume lo producido. Esto es lo que algunos denominan capitalismo de consumo. Y si uno lo ve así suena hasta normal realizarlo.
Sin embargo, así como la democracia tiene su parte perversa que es la demagogia, la libertad tiene al libertinaje, también el consumo tiene al consumismo. En esa tesitura, con el avance del marketing y los esquemas estéticos como elementos sinónimos de valor para las personas, se ha roto la utilidad del consumo y éste se ha convertido en una inercia hasta llegar en algunas situaciones a posicionarse como un paliativo emocional.
Miguel Hernández en un artículo muy interesante titulado “El consumo emocional” menciona que cuando nos comportamos como consumidores racionales buscamos básicamente satisfacer una necesidad concreta y, para ello, tratamos de maximizar la relación calidad/precio. Cuando nuestro comportamiento es emocional valoramos otros aspectos mucho más subjetivos que nos «tocan» nuestras emociones, las marcas o la moda.
Aunado a ello, en muchas ocasiones buscamos que lo que consumimos nos aporte algo más que satisfacer una necesidad básica. Por ejemplo, el sentimiento de pertenencia a un grupo.
Por lo general, se trata de un comportamiento aspiracional. A todos nos gustaría alcanzar alguna meta. Esas aspiraciones se concretan en arquetipos(paradigmas). Y en la idea de lo que lo que nos gustaría ser o llegar a ser nos comportamos imitando determinados patrones.
Derivado de ello, la mayoría del consumo que se realiza es para saciar vacíos emocionales, lo que es simplemente dañino principalmente para la “acumulación” o “liquidez” de las personas de ingresos bajos o medios, máxime cuando están comenzando a formar un capital, metiéndoles en una espiral de preocupaciones, atándoles a trabajos o tener que realizar acciones que simplemente no les agradan.
Es más, existen grupos de personas que, pese a saber que no tendrán en el futuro un sistema de pensiones o se encuentran en la informalidad, no prevén esa situación.
De una u otra forma, cada quien está en el punto, financieramente hablando, como resultado de la suma total de las decisiones que ha hecho hasta ahora.
Porque al final el ingreso presente que sea es la vertiente más satisfactoria para darle cara a los retos futuros, en sí es la propia prosperidad futura. Sobra decir que, si se mantiene haciendo las mismas cosas, seguirá obteniendo los mismos resultados.
Por otro lado, cabe destacar que hay que tener presente, que ahorrar no basta, el dinero pierde valor en el tiempo, ante esa situación diversos especialistas coinciden que el ahorro debe venir acompañado de la inversión, hay que poner el dinero a trabajar, siempre buscando obtener una tasa mayor a la inflación, – por cierto, en nuestro país comienza a tener una inercia a la alza- de esa forma la depreciación real del dinero será mínima.
La mayoría de las personas no cambia hasta que el dolor donde se encuentre excede al cambio. El dinero no debería causarte estrés, para ello se debe comenzar con un presupuesto, gastar menos de lo que se gana, solo eso hará una gran diferencia en nuestras vidas.
Si la quincena no te alcanza, talvez no estés cuidando bien tu dinero. Debemos verlo con seriedad porque el trabajo que desarrollamos para ganar dinero lo cambiamos por nuestra vida, el único bien insustituible y finito.
Si no cuidas de tu dinero, tu dinero va a buscar otro dueño. Ser disciplinado con el consumo es una muestra de amor propio, dice el psicólogo Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía 2002.
Es preciso dejar de pensar que ahorrarás cuando tengas dinero para hacerlo… lo que sea que esa mentira signifique, no postergues y hazlo ahora mismo…… sobre todo en próximos días que llega el aguinaldo.
Busca un equilibrio financiero es saludable para tu economía y tu sistema emocional, te da permiso para negociar, para liberarte de ataduras y para desarrollarte.