Aprovechando que mi amigo Luis Puig me hizo el favor de enviarme el tema musical de la película ‘Malèna’ (Giuseppe Tornatore, 2000) del maestro Ennio Morricone, protagonizada por Mónica Bellucci, que trata del despertar sexual de un adolescente, se me vino a la cabeza un recuerdo de mis años mozos que aquí dejo. Aunque no lo crean, este chamacón de 60 años, alguna vez también fue niño. Esa etapa de la vida la disfruté mucho, sobre todo la de la educación primaria, en esa legendaria escuela del exilio español de la cual ya les he platicado antes. La cosa es que en aquellos años de la frontera entre la niñez y la pubertad –la edad de la comezón, digamos-, en ese céntrico barrio mío de Santa María y la vieja terminal del ADO que colindaba pared con pared con mi casa familiar, todos los días, alrededor de las 2 y media de la tarde, nos reuníamos sin falta un grupo de chamacos del vecindario para esperar pacientemente ver pasar caminando a una hermosa mujer que era la encargada de una mueblería que se situaba a escasas cuadras de lo que era mi cantón. Hablando en pasado, se trataba de una dama muy bella de ascendencia árabe (de un apellido muy típico del puerto de Veracruz). Era una morena clara, de formas remarcadas –perdón lo detallista-, de blonda cabellera y larga, azabache, que acostumbraba usar vestimentas entalladas que delineaban con nitidez sus formas. La cosa es que, siendo unos chamacos despabilados como éramos, nos íbamos siguiéndola divertidos a una prudente distancia hasta su casa a donde se dirigía para la comida del mediodía,. Efectivamente, ya sé lo que está pensando, nos pasábamos de incontinentes. Disculpe, pero era el despertar a la vida y el aguzamiento de los sentidos. La película, por cierto, no es de las mejores del admirado Tornatore, pero si tiene oportunidad véala, algo tiene que ver con esta historia que narré. Foto de archivo. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.