POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA
El periodismo en México: momento para valorarlo en su justa dimensión.
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
El 4 de enero pasado, se celebró el Día Nacional del Periodista y en esta fecha -como también se hace el 3 de mayo que conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, o el 8 de septiembre que se considera como Día Internacional del Periodista- se hace patente el reconocimiento a la misión y función , de quienes, a través del análisis e investigación objetiva de la realidad, la contrastación de datos, la redacción y/o expresión adecuada de los mismos hacen pública la información a través de todo tipo de medios, frente a los diferentes grupos que integran la sociedad.
Pero también esas fechas son propicias para recordar la necesidad de hacer justicia a los profesionales de los medios de comunicación, de apreciar su esfuerzo, su lucha y sacrificio, así como el valorar a la libertad de expresión como un derecho humano y profesional, que enarbolan éstos con orgullo. Y siendo un derecho humano, el Art. 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos lo protege cuando dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Y ese derecho, el profesional del periodismo lo ha ejercido históricamente y lo sigue haciendo en el presente. Hoy esta profesión continúa ejerciendo el derecho a la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual debiera no estar sujeto a censura previa, porque su sentimiento siempre deberá estar dirigido a defender la verdad. Por eso, el periodismo obligadamente debe ser veraz, objetivo, pero también humano, porque también es voz de los individuos o grupos más vulnerables de una sociedad: personas físicas, morales, comunidades, grupos sociales, que históricamente han padecido discriminación, exclusión, condiciones de marginación y/o pobreza, entre otras. Por eso como sociedad hay que entender esa misión.
Entender la labor del periodismo desde el papel que juegan todos los que lo hacen posible -desde los directivos, reporteros, fotógrafos, técnicos, articulistas, columnistas, etc.-, es comprender que lo que hacen, cumple con esa parte que la sociedad necesita para ubicarse en la realidad. La sociedad está ávida de interlocutores profesionales que desde la sociedad civil la defiendan, necesitada de información objetiva y sobre todo sentirse respaldada en la confianza. Por ello insisto, el comunicador debe sustentarse en la defensa de la verdad. Y ello no choca el que distinga y reconozca lo bueno de los actores sociales, económicos y políticos, pero también, su compromiso es descubrir la mentira, la maldad, la corrupción, la manipulación y el engaño de parte de quienes necesitan de ello para gobernar, legislar o actuar en la vida. La sociedad no necesita un periodismo tendencioso, dañino o transgresor de los derechos de otros. No, la sociedad necesita un periodismo valiente, veraz y socialmente responsable.
Hoy son muchos los problemas y condicionantes que enfrenta este gremio en el mundo y en particular en nuestro país y en nuestro estado, que pone en riesgo su objetividad y los podría agrupar principalmente en 2 rubros: económico-social y político.
- Económico-social.
Cómo enfrentar, quienes ejercen esta profesión:
- Al poder público que se vuelve selectivo de contratar o pagar publicidad solo a medios y personas que se ajusten a su voluntad o que descalifica y veta la labor de los verdaderos periodistas porque les incomoda que les digan la verdad.
- A los delincuentes de cuello blanco, que, desde sus posiciones en el poder económico, social o político, se sienten con el derecho de someter a este gremio.
- A la alta competencia de medios que, en la mayoría de los casos, sin ser profesionales, acaparan el escenario y devalúan la profesión, desplazando con ello al periodismo profesional.
- A la incomprensión -incluso a la ignorancia- de una buena parte de la sociedad que, por falta de cultura informativa, social y política, no sabe distinguir lo que es un buen medio, una buena noticia o a un buen periodista del que no lo es, sobre todo hoy que al ciudadano común se le atiborra de información (o de desinformación) de todo tipo y esa saturación no permite apreciar el valor de lo bueno sobre lo malo, de lo cierto o de lo falso, de lo subjetivo sobre lo objetivo.
- A la proliferación de las nuevas tecnologías que desplazan en algunos casos al periodismo tradicional que no se actualiza.
- Al cambio de valores, esos que históricamente dieron forma al periodismo con ética y que hoy está en riesgo.
- Político.
Cómo desafiar o erradicar:
- Prácticas heredadas que dieron forma a costumbres y vicios ancestrales, que aun prevalecen, y que ha marcado las pautas en las que se basa la relación entre los medios y el gobierno. Hoy vemos por una parte la falta de regulación de los gastos oficiales en publicidad y los recortes en ese rubro, pero, por otro lado, la discrecionalidad del gobierno de gastar y contratar a los medios sumisos.
- Al vaivén de los intereses de quienes manejan el sistema político nacional o local
- A los caprichos de los políticos que desean ser permanentemente ensalzados en su imagen o encubiertos en sus acciones ilegales.
Por todas estas razones y muchas más que es imposible citarlas, la labor del comunicador o periodista debe ser valorada en su justa medida y a quienes la ejercen, ser respetados, reconocidos y compensados decorosamente por su trabajo profesional y valiente. Pero también debe ser protegida esa labor porque son seres humanos, pero sobre todo profesionistas que no le tienen miedo a la realidad a la que se enfrentan, pero que son vulnerables y el Estado debe propiciar las condiciones para que se desarrolle su labor en un marco de respeto y de garantía para su sostenimiento, su salud y su vida.
Luego entonces, conmemorar al periodismo, hace propicia la ocasión para:
- Celebrar los principios fundamentales de la libertad de prensa
- Evaluar la situación de la libertad de expresión en el mundo y en México en especial.
- Defender a los medios de comunicación y a sus actores, de los atentados a su independencia y a su vida.
- Ayudar a los periodistas para garantizándoles sus derechos a la salud, al empleo, a la seguridad social y a la justicia.
- Rendir homenaje a los periodistas caídos en el cumplimiento de su deber.
Por esas y muchas razones más, mi reconocimiento a ellos, guerreros y guerreras, de la comunicación y que siempre sea su labor entendida y defendida, para que sigan cumpliendo con creces esa función vital a favor de la sociedad: generar información, difundir y crear consciencia en la comunidad, logrando así abonar a la cultura social, económica y política de nuestro Estado, del país y el mundo.
Gracias y hasta la próxima.