Mi amigo Bernardo Téllez
Agustín Basilio de la Vega
Conocí al doctor Téllez en el Partido Acción Nacional allá por los años noventa. En aquel entonces, los panistas éramos muy pocos. Recuerdo que en una ocasión lo vi en su carro “Rambler” afuera de las oficinas del PAN que estaban en la av. Murillo Vidal de Xalapa y me dijo: “no puedes faltar a la reunión de estructuras, es muy importante que asistas” y me ayudó para ir.
Como regidor que fue, aprendió a ser oposición y a buscar siempre la justicia y el Bien Común en el ámbito municipal. Era firme y combativo pero al mismo tiempo prudente. Conocía muy bien las tácticas de la “Resistencia Civil Pacífica Activa” que aprendió en la campaña del Maquío y que era el instrumento con el que la sociedad mexicana se enfrentaba a los últimos coletazos del autoritarismo del siglo XX mexicano.
Nos hicimos amigos durante la LVII Legislatura del Estado de Veracruz, él fue el coordinador de nuestro grupo parlamentario y yo el tesorero. En una ocasión que me parecía que el orador en la tribuna no hablaba con la verdad y yo quería desmentir sus dicho me dijo “no pases, hay cosas más importantes, hay que aprender a tragar sapos sin hacer gestos, si quieres que la mayoría aprueben nuestra iniciativa de ley en otro momento lo aclaramos…” aprendí con Bernardo que dialogar con políticos de otros partidos, acordar y respetar la palabra empeñada hasta las últimas consecuencias es fundamental para lograr el bien común.
Siempre nos sentábamos juntos en los Comités, Consejos Nacionales y Estatales y cuando resultó electo Presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) le entregué las oficinas del PAN ubicadas en la calle de Morelos, en el centro de Xalapa, pues yo fungía como secretario general con funciones de presidente estatal. Me nombró coordinador del grupo de diputados y un año después me invitó para ser tesorero del Comité. Recuerdo que le dije que no habían recursos suficientes y que estaba muy difícil la situación económica y entonces me contestó: “por eso quiero que seas el tesorero, para resolver todo”. Al doctor le gustaba delegar las funciones, era un auténtico líder que escuchaba y nunca impuso su criterio pues respetaba la especialidad de cada quien.
Su austeridad era otra de sus características y tenía una extraordinaria disciplina y puntualidad. Fuimos juntos, tanto en el Estado como en el resto del país, a muchos congresos, convenciones, encuentros y asambleas. Nos tocaron campañas electorales en las que el PAN creció mucho con Luis Pazos y Vicente Fox. Una vez que logramos equilibrar las finanzas del partido construimos el edificio del CDE del PAN en la calle de Zamora de la capital de Estado de Veracruz. Bernardo no sólo entregó un PAN organizado, fuerte sino que con finanzas sanas y recursos en caja.
Después del gran triunfo del 2000 cuando se logró la primera alternancia política en México, unos años después se incorporó Bernardo al gobierno federal como delegado de Sedesol y entonces nos volvimos vecinos, pues yo era Director General del Centro SCT Veracruz. El Doctor tenía una especial capacidad de escucha y empatía. En las giras siempre era saludado por amigos y muchas personas le pedían su consejo. Era sorprendente que lo buscaran hasta en su oficina para pedirle recetas médicas, consejos morales y, desde luego, políticos.
Cuando ganó la Presidencia Felipe Calderón, Bernardo se incorporó como diputado Federal a la Sexagésima Primera Legislatura Federal y luego nuevamente al CDE donde sirvió con absoluta lealtad al PAN en todas las encomiendas que le dieron. Su generosidad era ejemplar, las personas que le pedían ayuda para acciones u obras sociales, religiosas o humanitarias sabían que podían contar con él o con su gestión decidida. En una ocasión le oí decir: “que el dinero no sea el problema”.
Su claridad intelectual, conocimiento de humanismo político y de la Doctrina Social de la Iglesia tuvo como consecuencia que fuera llamado a colaborar directa e indirectamente con diversas organizaciones como la Fundación Carlos Castillo y Konrad Adenauer. Amaba la música clásica, académica, española, los libros de historia, filosofía, política etcétera y gustaba de repartir la revista la “La Nación”, otras de doctrina panista y hasta libros a sus amigos y conocidos. A mí me obsequió, además de su amistad entrañable, un gran cromo de la Virgen de Guadalupe, varios libros y una postal de santo Tomás Moro.
En el Gobierno de Miguel Angel Yunes fue Director de Asuntos religiosos, tenía prácticamente un “altar” en su oficina pues ministros de muchas religiones le llevaban obras de arte sacro. Bernardo fue muy respetuoso con todas las creencias pero nunca ocultó su fe católica. En su gestión, siempre con la convicción de la eminente dignidad humana, ayudó a muchas causas nobles. En su vida gozó de la amistad de obispos, presbíteros y pastores religiosos. La última vez que lo vi, pocos días antes de su muerte, me entregó una cooperación económica para una casa hogar.
Colaboré con él en la Fundación Carlos Castillo (Peraza) donde curiosamente alternamos tres veces en su dirección y como fuimos vecinos, solíamos ir después de jornadas de estudio y conferencias al barrio de San José a los “tacos”. Quienes lo conocíamos sabíamos de su gusto por la buena comida mexicana y de otros países pero lo que más disfrutaba era la amistad. Recuerdo que me invitaba a comer a su casa “acamayas con espinazo” (especialidad de doña Maura su querida esposa) acompañado de un buen ron de Potrero.
Bernardo fue un hombre de familia, no sólo vio por sus hijos, sino también por “sus sobrinos” y familiares. Dio ejemplo de vida cristiana, compromiso político y acción social. Dio testimonio de buen hijo, esposo, padre, hermano y abuelo.
Su militancia en la Acción Católica lo preparó para su intensa entrega al Bien Común por lo que su obra política y social perdurará en los corazones de muchos de nosotros y en la sociedad entera.
Su partida al Padre celestial el pasado 9 de febrero nos sorprendió y conmocionó profundamente, pero los que tenemos fe, sabemos que las puertas del cielo se abrieron para él y aquí en la tierra la patria exclamó: “¡hijo mío de mi alma, así te quería yo!”
Twitter @basiliodelavega 12 de febrero del 2022