Xavier López “Chabelo”, actor y comediante, quien nació un 17 de febrero de 1935 en Chicago, Estados Unidos, se volvió tendencia en redes sociales porque hoy festeja su cumpleaños 87.
A últimas fechas, el “amigo de todos los niños” se ha convertido en un referente de redes sociales de lo más cercano al término “inmortalidad” y por ello, cada vez que su nombre aparece como Trending tópico en Twitter, viene un sobresalto al corazón, pensando en la posibilidad de su partida.
Sin embargo, el hombre está de fiesta.
Las primeras apariciones de Chabelo en televisión fueron al lado del Tío Gamboín, donde suplía a los distintos personajes que se ausentaban del trabajo.
En 1967 salió al aire ‘En familia con Chabelo’, un programa que se mantuvo al aire hasta el 27 de noviembre del 2015, no obstante hoy en día sigue vigente.
En Twitter existe una cuenta llamada @chabeloviviómás y cada vez que muere alguna figura pública, la cuenta actualiza que Chabelo vivió más que el fallecido en turno.
Xavier López Rodríguez, conocido como Chabelo, es un actor, comediante, presentador de televisión y cantante de música infantil mexicano estadunidense. Fue el conductor de un programa para niños titulado, En familia con Chabelo, transmitido durante 48 años.
Y para celebrar la vida, aquí te dejamos una semblanza de Xavier López “Chabelo”, que lo retrata de cuerpo entero y que fue publicada en estas mismas páginas:
CHABELO, UN NIÑO ANTIDULUVIANO
En el Génesis de La Biblia se dice que cuando Dios dijo: «Hágase la luz», la luz se hizo… Pero también la leyenda urbana agrega al rito de la creación que, para ese entonces, Chabelo ya debía tres recibos.
Este niño perpetuo de la pantalla chica cuyas hazañas son haber detenido su reloj biológico en los 13 años e imponer dos récords mundiales Guinness —con el programa más longevo de la televisión mexicana, que se mantuvo al aire cada domingo por 48 años, con cerca de 2 mil 500 emisiones de En Familia con Chabelo, y por nada menos que 60 años de dar vida al «amigo de todos los niños»— transmitió su última edición el 20 de diciembre de 2015, en un deslucido adiós de la empresa Televisa al niño antediluviano, sin cabida en una «renovación en los contenidos» en la entonces inminente llegada de la televisión digital
El fin de una era en los medios electrónicos en términos bíblicos bien ya podría situarse como un hito, un ACh y DCh (antes y después de Chabelo), con la muerte, al menos en la pantalla, del álter ego de Xavier López, quien pasó de generación en generación tras nacer casi simultáneamente con la televisión mexicana.
Casi todos los de su generación han envejecido o han muerto, menos Xavier López, un «cuate» de 1.92 metros y 83 años que aún luce flequillo, pantalón corto y tenis con suficiente credibilidad para caracterizar convincentemente al entrañable niño travieso que casi todos los adultos suelen sepultar en el fin de la inocencia.
«He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño», sentenció el escritor estadunidense Joseph Heller. Una máxima que bien podría ser el epitafio televisivo del personaje de Chabelo.
Con este actor y hombre de negocios, que bien podría encarnar el síndrome de Peter Pan, tuve la oportunidad de charlar en dos ocasiones, ambas en las oficinas de su empresa productora Xalo, y en ellas siempre se le hizo un nudo en la garganta y no pudo contener un par de lágrimas al hablar del inminente final de su más grande obra y legado televisivo: Chabelo.
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«No me molestan las bromas sobre mi edad… como que soy un personaje antediluviano. Lo que sí me da tristeza es saber que ya en un tiempo cercano tendré que dejar de hacer el personaje de Chabelo. Alguien que ha sido mi consejero y mejor amigo en mi paso, muy largo para muchos, por la televisión».
Este corpulento hombre que, al más puro estilo del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, a veces engrosa la voz para ser Xavier López y otras la suaviza para convertirse en Chabelo, nació en Chicago, Illinois, el 17 de febrero de 1935, pero su eterna infancia no empezó en los foros del entonces Telesistema Mexicano, conocido desde 1973 como Televisa, sino en una bucólica locación de León, Guanajuato.
— ¿Qué te acompleja?
— De niño era gordito y sufría mucho. Pero hice bastante ejercicio y en un año crecí 25 centímetros, y de ahí en adelante me propuse ser muy fuerte. Incluso llegué a ser campeón nacional welter de lucha grecorromana y un buen tackle defensivo de los Pumas de la UNAM.
Incluso en el pináculo de su vida deportiva a los 17 años estuvo a nada de competir como abanderado nacional en los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1953, pero a última hora desertó por «diferencias» económicas con un federativo que le exigía dinero a cambio de competir en lucha grecorromana por una presea olímpica.
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Así acabaría su prometedora carrera deportiva, donde igual jugó beisbol que practicó las carreras de autos, luego de que en sus primeros años en la Ciudad de México trabajara como vendedor de cigarros en el Hipódromo de las Américas y en el Parque Asturias, donde entonces jugaba el que sería su equipo favorito, el Club América.
— ¿A quién le pedirías un autógrafo?
— A nadie. Tuve una experiencia de niño muy desagradable… Y de por sí soy medio ranchero, pues me costó mucho trabajo atreverme a pedirle un autógrafo a un actor que yo admiraba: Joaquín Pardavé. Cuando supe que estaba en el Hipódromo, donde yo vendía cigarros, lo merodeé como 40 minutos y cuando me decidí a pedirle un autógrafo me dijo cosas muy desagradables… Que no lo estuviera ‘ching-molestando’. Eso me traumó.
Al igual que con la lucha, su aspiración de concluir la carrera de Medicina en la UNAM también se vio truncada por carencias económicas, por lo que tuvo que empezar a trabajar de mensajero, asistente y director de cámaras en la XEW-TV Canal 2, donde a la postre crearía a su eterno personaje y, además, conocería a otro entrañable personaje infantil que sería su mancuerna, Ramiro Gamboa, mejor conocido como El Tío Gamboín.
— ¿Qué catafixiarías de ti mismo?
— La adulación no me gusta, porque no es honesta.
En su prolífica vida, Xavier López ha tenido dos matrimonios, tres hijos, una veintena de películas, 16 obras de teatro y hasta la autoría de algunas composiciones musicales, todo ello casi siempre con su caracterización de un niño que se instaló para siempre en los 13 años.
Incluso, según me relató el comediante en el primer encuentro, en algún momento llegó a invertir unos ahorros en la Bolsa Mexicana de Valores que, gracias a la especulación financiera, en poco tiempo se multiplicaron en miles de pesos (hoy serían millones), pero el crack bursátil de 1987 los desapareció para siempre de su alcance.
«Recuerdo que unos días antes de que se cayera la Bolsa me llamó por teléfono Pepe Troncoso, dueño de Muebles Troncoso, para decirme que se venía un fregadazo y que vendiera mis acciones a más tardar en un par de días. Pero se me olvidó y cuando me enteré la enorme cantidad que ya tenía y perdí, hasta se me cayeron los pantalones de la incredulidad».
Sin duda, a lo largo de los 48 años de En Familia con Chabelo, este incansable niñote amasó una considerable fortuna con sus domingos por la señal del Canal de las Estrellas que, paradójicamente, optó por borrar a la más decana de las estrellas de su firmamento, que cada vez adolece más de artistas perdurables y acumula desechables. En lo que podría definirse con el título de una canción de Chabelo: El reino del revés.