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«Rucanroleros»: abuelitos jarochos salen a bailar hartos del covid-19: ECV

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La Razón On line

Ya vacunados y cansados del encierro por la pandemia, los abuelos salen a «echar polilla» y tirarse unos pasos de baile a la Nevería Yucatán

Tras 2 años de encierro por la pandemia, Gilberto Medina fue invitado a la heladería “Yukatán” en el parque Zamora del puerto de Veracruz para cantar clásicos de la época dorada del rocanrol. Llegó en silla de ruedas, pero con el mejor ánimo de abrir la noche.

Junto con el grupo Silver King´s, “Gilbert” y sus camaradas pusieron a bailar a un centenar de adultos mayores que se hartaron del covid y que, desde hace 7 semanas, acuden puntualmente a dar sus mejores pasos en la pista de baile.

Y es que no sólo los jóvenes aprovechan la baja de transmisiones del virus. También adultos mayores y precursores de este género afirman, con ironía, que son muchos quienes ya necesitaban salir a “rucanrolear”.

 

 

 

Con el local lleno suenan los éxitos de Beatles; Rolling Stones y Creedence, pero pocos se resisten a bailar “Popotitos”; “La chica alborotada”; “La plaga”; “Buen rock esta noche” y “Diablo con vestido azul”, entre muchas otras canciones.

 

PRECURSORES “SE ESTÁN YENDO”

En febrero pasado falleció Mario Rebolledo Oropeza, mejor conocido como “Beethoven” y fundador de agrupaciones que forman parte de la historia del rocanrol en Veracruz, como “Los Jets”.

“Se van yendo” los precursores, coinciden los integrantes de Silver King´s en entrevista tras concluir una de sus exitosas presentaciones en el parque Zamora.

Sin embargo, también sostienen que ni los músicos ni los amantes del género lo dejarán morir, ya que en su opinión se heredará a otras generaciones al ser la música “que llegó para quedarse”.

 

 

 

Y es que el público acude en multitud a las presentaciones de las bandas veracruzanas e incluso se organizan homenajes póstumos en el Zócalo, tal y como pasó con “Beethoven” con todo y la pandemia.

“Ahora que vi al público (en el homenaje) qué bárbaro; vi tanta gente que hasta se me salieron las lágrimas, vaya, de tanto cariño que hay, es bastante bonito”, comenta Gilberto Medina, de 75 años.

 

“Gilbert” tenía dos años sin salir al escenario a causa del covid y sin convivir con la gente rocanrolera, pero con la baja en contagios del virus accedió a asistir al homenaje y ahora también a cantar en el “Yukatán”, bajo invitación.

 

 

 

Acompañado de su esposa, Alicia Mejía, dice que hubo quienes no perdieron la oportunidad de subir al escenario para abrazarlo y hasta besarlo, otra anécdota que puede contar, como la llegada del rocanrol al puerto jarocho.

 

“En mi juventud lo que iba a ser el rocanrol se avizoraba hasta en letras como: ‘El mambo hizo furor en Nueva York, pero el Chachachá lo derrotó. Ahora un nuevo ritmo apareció y es el inquietante rocanrol”.

 

“Eso cantaba Celia Cruz y La Sonora Matancera; ese tiempo me tocó y aquí, como a muchos cubanos, les gustó mucho el rocanrol”, recuerda el cantante, a quien algunos colegas refieren como “el roquero mayor”.

Gilberto incursionó en la música a finales de los años 50 y a partir de la década de los 60 integró agrupaciones como Los Clippers, las cuales siguen siendo recordadas.

Con 6 hijos, de los cuales uno falleció, y 13 nietos, el cantante refiere que compartió escenario con artistas como Johnny Laboriel después de que en su niñez aprendió a cantar escuchando los discos de una sinfonola.

Incluso en la preparatoria Gilberto compartió escenario con Chofita de la Hoz, afamada pianista del puerto de Veracruz. Pese a los años transcurridos, el cantante sostiene que no hay vejez en el rocanrol.

 

 

 

“Como dicen, aquí estamos personas que tenemos la juventud acumulada”, bromea, mientras Alicia, su mujer, acepta que compartir toda la vida con su esposo ha sido “tremendo”.

 

“Hubo celos; fue una vida tremenda, la carrera y la tocada. Ahora no creo que ya nadie me lo quiera quitar (…), pocos músicos continúan con su primera esposa por lo mismo, no sé qué es que a las mujeres les fascinan los músicos.

“Tal vez creen que tienen el ‘billetote’, pero les digo, no ganan nada”, agrega Alicia al final de la velada.

Ante los bajos sueldos tanto Gilberto, como la mayoría de los músicos jarochos alternaron su pasión con otros géneros y trabajos. Él tuvo distintos empleos y un dispendio de petróleo, ya que del rocanrol «nunca ganó mucho».

Añaden que ahora, con la contingencia sanitaria, la difícil situación de los músicos en el puerto de Veracruz se sigue complicando.

 

NOS FALTABA “RUCANROLEAR”

Miguel Ángel Alfonso Acosta, director y baterista de Silver King´s, quien en su trayectoria fue “rey feo” del carnaval de 2006, lamenta que “el bicho” detuvo los eventos durante 2 años en los que su equipo musical estuvo empolvándose.

Sin embargo, desde hace 7 semanas recibieron el visto bueno para retomar sus tocadas los sábados de 6 a 9 de la noche en la nevería, en donde se presenta desde hace más de 2 décadas.

 

 

 

“Buggy” insiste en que “hacía falta” esta diversión sana. Aunque a veces tocan “chunchaca” la mayoría de los asistentes prefieren rocanrolear.

“Nos piden música movida (…), esto ha sido una puerta de escape para la gente y esperamos que el padre celestial nos dé más tiempo para estar aquí con la gente”.

Para Antonio Alarcón, con 50 años en el ambiente musical, la pandemia pegó económica y psicológicamente, por eso hacía falta volver al escenario.

“Nos dicen ‘rucanroleros’ (…), tanto los que tocamos como los que bailan. En realidad, los jóvenes nos escuchan y les da curiosidad todo esto”, opina el cantante principal de la agrupación.

Paulina Guzmán, quien forma parte de Silver King´s desde hace unos años, considera que el mundo sigue girando y muchos se están animando a salir, sin importar si son adultos mayores o integrantes de los grupos de riesgo al covid.

 

“Antes había más gente, aquí se llenaba. Hay caras nuevas, pero otras personas que faltan por venir. Aún está el miedo de la pandemia, todavía no termina”.

 

 

 

José Rafael Leitón García, bajista de Silver King desde hace 6 años y con una trayectoria de más de 40 años en el género musical, la gente está respondiendo a la nueva normalidad, aunque admite que ha sido una temporada difícil.

 

“Ahorita estamos en tiempo de turismo y vienen foráneos a escucharnos. La concurrencia es buena y no creo que se pierda el rocanrol, se pide y como dicen, es la música que llegó para quedarse y todos alguna vez quieren escuchar música viejita”, sostiene.

 

Por su parte el guitarrista Pablo Cesar Jiménez, guitarra líder de la agrupación, considera que era fundamental que la música y las personas regresarán a las calles.

“La inquietud es generalizada, la gente quiere volver a la vida que perdieron. En cuanto a la vida artística nosotros hemos estado perdiendo nuestro modus vivendi, por eso estamos complacidos de regresar a tocar y de estar frente a la gente.

“Sea con cubrebocas o cuidándonos hay que tener vida social, con prudencia y el alejamiento que nos piden. Es un ambiente sano y todos necesitamos volver a convivir, sobre todo con la buena música de la época dorada del rocanrol”, opina.

 

 

 

FP