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La Razón Online

El pasado viernes, la SSC y la Fiscalía capitalina recuperaron el inmueble en el Centro Histórico perteneciente a la CNDH tomado en septiembre de 2020; su interior sufrió cambios por parte de quienes lo habitaron.

Edificio de la CNDH resguardado por elementos policiales. Foto: Eduardo Cabrera/La Razón de México
Por:

  • EDUARDO CABRERA

En un operativo conjunto llevado a cabo el pasado viernes, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Fiscalía capitalina recuperaron el inmueble perteneciente a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) tomado por madres víctimas de desaparición y colectivas feministas en septiembre de 2020

Murales, cuadros, medicamentos, artículos de higiene personal, camas, mobiliario perteneciente a la CNDH, un altar a la Santa Muerte, entre otras cosas, fueron encontrados al interior del inmueble el cual se encuentra resguardado por elementos de seguridad.

A la entrada se ubican dos habitaciones; en estas se almacenaban botellas de vidrio que presuntamente eran utilizadas para la fabricación de bombas molotov, algunos artículos de higiene personal, escritorios vacíos y pintas en las paredes.

En el patio frontal elementos de seguridad resguardan habitaciones que contienen mobiliario de la CNDH; escritorios, pantallas, libreros, copiadoras y un par de estantes se encuentran acumulando polvo desde la toma del edificio en septiembre del 2020

En el patio trasero se encuentra un altar a la Santa Muerte donde se colocaron diferentes elementos como ofrenda: cascos, gorras, escudos y parches con el logotipo de los elementos de la SSC que fueron tomados como trofeos en las marchas. Semáforos, placas de automóviles y hasta espejos retrovisores hay en el inmueble, así como dulces, cervezas, cigarros y envases de bebidas alcohólicas.

En esta área se encuentran dos habitaciones con camas y roperos, que presuntamente fueron utilizados por las mujeres desalojadas el viernes pasado.

Subiendo las escaleras hacia el segundo nivel del edificio se encuentran más murales pintados en las paredes, la cocina, un par de habitaciones que ahora son almacenes de medicamentos y sillas, la sala de juntas, y la que en su momento fue la oficina de la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.