«Alguien en Palacio Nacional tendría que avisarle a Layda Sansores, gobernadora de Morena en Campeche, que deje de incordiar a Alejandro Moreno, presidente del PRI, con la revelación de sus escandalosos audios. En una de esas el repudio de la opinión pública es tal que los malabarismos de «Alito» no alcanzan y se ve obligado a renunciar a la dirigencia de su partido. Y esa sería una pésima noticia para el movimiento del presidente López Obrador. A estas alturas, el desprestigio de «Alito» es el mejor cómplice, involuntario, de los intereses del partido oficial». Lo escribe Jorge Zepeda Patterson en «Milenio».