Dra. Denisse de los Angeles Uribe Obregón
Magistrada del H. Tribunal Superior de Justicia
Afrodescendencia: tercera raíz cultural de México
El artículo segundo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece la composición pluricultural de nuestra nación, la cual se encuentra sustentada originalmente en los pueblos indígenas, definidos en el texto constitucional como aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
Es preciso mencionar, que el texto antes citado es resultado de la Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de agosto de 2001, la cual se materializó como consecuencia de importantes movimientos que pugnaban por los derechos de las personas indígenas.
Aunado a lo anterior, la citada Reforma reconoció, entre otros, los derechos de estos pueblos a la autoadscripción, a elegir sus autoridades, aplicar sus propios sistemas normativos, a la tierra, al territorio, al autogobierno, así como a acceder plenamente a la jurisdicción del Estado.
A pesar de este importante logro alcanzado en dos mil uno, fue hasta el año dos mil diecinueve, es decir, dieciocho años más tarde, cuando se reconoció a las comunidades afromexicanas como parte de la composición pluricultural de México.
Lo anterior se concretó a través de una adición al artículo segundo de nuestra Carta Magna, al cual se le incorporó un apartado C, mismo que garantiza los derechos a la libre determinación, autonomía, desarrollo e inclusión social de estos pueblos.
Es importante precisar que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, son personas afromexicanas o afrodescendientes, quienes descienden de personas provenientes del continente africano, que llegaron a nuestro país durante el periodo colonial, en épocas posteriores o en la actualidad y se distinguen por su cultura, costumbres y tradiciones.
No debe omitirse que, una de las tres raíces culturales de nuestra nación es la africana; de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del INEGI, realizado en 2020, puede advertirse que, en México habitan, 2,576.213 personas que se reconocen como afromexicanas, las cuales representan el 2% de la población total del país, de éstas 50% son mujeres y 50% hombres.
Con base en el citado instrumento, se establece que, el 40% de la población afrodescendiente tiene entre 30 y 59 años de edad, además de precisarse que, Veracruz es una de las tres entidades en donde se concentra un mayor porcentaje de afromexicanos, con un 8.4% de la población total; la mayor parte de ésta radica en Yanga, Juan Rodríguez Clara, Hueyapan y Cosamaloapan.
El origen de la afrodescendencia en México se remonta a la época colonial, cuando importantes grupos de personas provenientes del continente africano se establecieron en nuestro territorio como consecuencia de una migración forzada que tuvo como finalidad el trabajo obligado en haciendas, ingenios y minas.
Lamentablemente, durante siglos esta tercera raíz fue invisibilizada, aumentando la vulnerabilidad en la que se encuentra, situación que a lo largo del tiempo fomentó su exclusión y marginación, sin embargo, desde hace algunos años tanto a nivel internacional como nacional se han implementado acciones para fomentar el desarrollo económico y social, así como para prevenir la discriminación.
En este sentido, el 31 de agosto de 2021 se celebró por primera vez el Día Internacional de las Personas Afrodescendientes, con el propósito de eliminar todas las formas de discriminación racial, asimismo, la Asamblea de las Naciones Unidas, proclamó el periodo de 2015 a 2024 como el Decenio Internacional para los Afrodescendientes, con la finalidad de promover el respeto, la protección y la realización de los derechos humanos y libertades fundamentales de este grupo de la población.
La historia de nuestro país y de nuestra entidad no podría entenderse sin la aportación de las personas afroamericanas, sus costumbres y tradiciones entrelazadas con las de las poblaciones originarias de nuestro territorio han dado lugar a un sincretismo cultural que permanece vio hasta nuestros días.
Los afromexicanos también son parte de nuestro México profundo; el Estado Mexicano tiene una deuda histórica con esta cultura, garantizar sus derechos y fomentar el desarrollo de sus comunidades es la mejor vía para subsanarla.