Gustavo Ávila: Son interesados y oportunistas» y así se convirtió López Mateos en candidato a la presidencia de México.
Hay una anécdota que me compartió mi amigo Juan Pablo Ocegueda que describe con exactitud como pensaba don Adolfo Ruiz Cortines. Cuando se acercaba la sucesión don Adolfo mandó llamar a su homónimo, que era el Secretario del Trabajo y ya dentro de su despacho, primero le recomendó se mantuviera de pie, porque no le había invitado a tomar asiento, luego de servirse una copa del mezcal de sus preferencias, de manera pausada le sentenció: le mandé llamar para informarle que usted jamás podría ser considerado como elegido para sucederme, muchas gracias y que le vaya bien, regrésese con toda esa gente que lo acompañó. Luego de la penosa escena López Mateos se retiró con la colaboración entre las patas. Cuatro días después le mandó llamar nuevamente y ya dentro de su despacho le invitó a sentarse sacando dos copas y la misma botella de mezcla diciéndole: Quiero brindar con el próximo presidente de México Alguna pregunta? «Si Señor Presidente, hace unos días me llamó para decirme lo contrario…porqué razón? Cuánta gente lo acompañó el otro día, le preguntó Ruiz Cortines? Trescientos compañeros, respondió. Y cuantos vinieron hoy? «Cuatro amigos». «Confíe en esos cuatro y a los trescientos que vinieron el otro día mándelos a changarro».