«Yo lo conocí desde desde la infancia, compartimos juegos y aulas en Tuxpan. En la inmensidad de sus bellezas estrechamos nuestra amistad. La vida nos aleja así como nos vuelve a reunir, y en ese juego elástico del tiempo y la distancia, reiterábamos nuestra amistad. Los juegos se convirtieron en ideas que compartíamos entre risas y preocupaciones, sobre nosotros, la familia, el país y la vida. Miguel López Azuara después de conocer el mundo, regresó a morir donde nació, el atardecer de su vida lo compartió con la belleza del paisaje de su tierra que se fundieron en el horizonte hasta llegar juntos a la noche. Aprendió trabajando y se volvió maestro de su oficio. Más de seis décadas dedicadas al periodismo, a la difusión de las ideas, Miguel fue protagonista  de la historia del periodismo mexicano. Lo sigo viendo como la primera vez: sonriente y audaz. Así lo recordaré. Así lo volveré a ver». Es parte de lo que escribe Angel Alvaro Peña. Foto en «Imagen de Veracruz».