Cuando las catedrales se derrumban…
Marco aurelio González Gama
Así iniciaba una de sus típicas frases para pintar un momento crucial en un juego de béisbol el inolvidable cronista deportivo, Pedro el Mago Septién. Para más, la frase se daba más o menos en este contexto, corría la parte baja del noveno inning, el equipo que iba ganando por una consistente ventaja, digamos dos o tres carreras, estaba pitcheando, sin hombres en base, el bateador tenía una cuenta de cero bolas, dos strikes y dos outs, o sea que si lo ponían fuera el partido terminaba. El ambiente se percibía tenso, todo apuntaba a que el equipo que estaba sirviendo ganaría el juego sin problema. Era entonces cuando el Mago cortaba la tensión del momento con su filosa lengua, anticipando un final inesperado a través de una de sus típicas frases beisboleras, llenas de sabrosa pimienta: «¡Así se han derrumbado grandes catedrales, así se han escrito grandes y dramáticas historias!, en cuenta de cero bolas, dos strikes y dos outs…». Su predicción, que en realidad era un trágico vaticinio a favor del equipo que iba ganando el juego, apuntaba a que el bateador que tenía una cuenta de aparente desventaja, podía sacar un inatrapable al fondo de cualquiera de los jardines, lo que comúnmente se conoce como un extrabase, para iniciar un inesperado rally que le daría la vuelta dramáticamente al partido para ganar de manera inesperada. Así eran las narraciones de aquellos clásicos de octubre de los años 80, con el Mago y Jorge Sonny Alarcón al micrófono. Hoy, ni por equivocación me pongo a ver un partido de Serie Mundial. Para empezar la protagonizan dos equipos que me son sin embargo, los Astros de Houston y los Phillies de Filadelfia. ¡Todavía fueran los Phillies de aquellos grandes bombarderos encabezados por el fenomenal tercera base Mike el Alemán Schmidt y el último ganador de 27 juegos en la Liga Nacional, Steve el Gesticulador Carlton! Y mejor ya no hablemos de la final del fútbol «mexicano». Qué farsa de torneo. Este fútbol perdió toda seriedad cuando eliminó el ascenso y el descenso e inventó los torneos cortos. Y del Mundial de Qatar mejor no perdamos el tiempo ocupándonos y preocupándonos de él. La selección no va a pasar de la primera fase. El Tata Martino ha resultado un petardo como entrenador de fútbol. Según algunas proyecciones, se espera que asistan más de 60 mil aficionados mexicanos a la justa mundialista. Qué manera de tirar el dinero y, además, es un país con un gobierno fundamentalista en donde prácticamente todo está prohibido en materia de diversión, sana e insanamente, no hay Oxxos para andar cheleando en las calles. Qatar no es un lugar apto para pecadores. En ese país o te portas bien, o te portas bien. Paso sin ver.