En los 80 Amanda Miguel, su voz, sus canciones y su personalidad, se complementaron para crear un estilo que será reconocido el próximo 16 de noviembre en la ceremonia del Premio a la Excelencia que otorga la Academia Latina de la Grabación.

Así no te amará jamás, El me mintió, Dudas y Hagamos un trato son algunas de sus cartas de presentación, con las que alcanzó el éxito y la gloria, y hoy forman parte del extenso repertorio que disfrutó con su pareja, Diego Verdaguer, a quien reconoce como “mi maestro, asesor, mentor, ¡mi todo!”, dijo a MILENIO en entrevista desde Los Ángeles, donde reside.

El Zoom permite reconocer la ilusión y satisfacción de la cantautora por la distinción que recibirá, aunque en la charla precisa: “Yo debo todo a México, porque me hice en México, ahí fue donde mis canciones se empezaron a escuchar y encontraron el éxito”.

¿Qué significa para ti este premio a tu trayectoria?

Es el reconocimiento a tantos años, de toda mi carrera y de toda mi vida; porque empecé a estudiar música desde los cuatro años, antes de ir a la escuela. Estudié en un pueblo en la Patagonia argentina, ahora que recién fui, me felicitó mucha gente que supo que iba a recibir el Grammy Latino. Este reconocimiento tiene una repercusión importante, porque mi pueblo está perdido en la Patagonia, no tiene ni 2 mil habitantes, y como leen mis redes sociales y están atentos, vieron que yo publiqué lo de los Grammy Latino. La música para mí ha sido mi motor de vida.

¿Qué estabas haciendo y qué sentiste cuando te avisaron del premio?

Me llamó el presidente de los Grammy Latino, Manuel Abud, y me dijo: “No lo puedes decir porque todavía no lo estamos anunciando, pero te vamos a dar el Grammy”. Y yo sentí que Diego movió sus hilos o que desde el cielo dijo: ‘Vamos con este premio’. Sentí bonito, porque pienso que los artistas que se dedican, como yo y como muchos otros, es importante que recibamos este premio en vida.

Porque la vida se va, y se siente lindo que te reconozcan, cuando todavía estás bien, cuando todavía puedes decir: ‘Sí, me dediqué toda mi vida, escribí canciones preciosas, recorrí ciudades y países llevando la música y siendo una persona querida y respetada. Es algo que te llevas en el alma. Por eso digo que el alma de Diego también va a estar conectada, porque cuando yo reciba este premio, lo va a recibir él.

Siempre fue una carrera conjunta entre Diego y tú.

Él me cuido, yo empecé mi carrera de su mano y él fue mi maestro, mi mayor admirador; fue quien me puso maestros para que me desenvolviera en el escenario, para mi look, mi ropa. Recuerdo cuando me acompañó aquí a Beverly Hills, eran los 80, y me acompañaba a buscar mi ropa, medias, sandalias, aretes; y le encantaba ver cómo me iba a poner esto, lo otro. Fue mi confidente, mi amigo, mi compañero, mi todo.

Fue una relación muy estrecha.

Sí, para mí la familia siempre fue importante; en este momento compartir la vida con mi hija, que la tengo cerca, me da mucha fortaleza. Y ahora mi nietito, que nos ha traído la alegría tan grande que se llevó Diego. Es algo curioso, a veces pienso que ha sido como un trueque, o algo así, porque él se fue y llegó el niño que ocupó un lugar en mi hija. Ella estaba demasiado triste y él bebé se apoderó de todo.

¿Qué significa para ti el efecto que has provocado por años en la gente?

Lo veo como algo muy real, yo he sido muy real con el público, con mi gente. He sido muy sincera siempre. Me he mostrado tal y como soy en mis canciones. He sido muy cuidadosa con lo que he elegido de repertorio o para cantar con mi marido, o para que mi marido me canté a mí o yo sé lo canté a él; la música es cultura. Y en ese punto mi música, mi repertorio, el legado de Diego, que hoy es nuestro, es muy valioso; tenemos unas obras hermosas que han tocado los corazones, que ahora nos abrazan en un momento en el que necesitamos ser abrazados, y los recibo tan agradecida, que la gente también se conmueve.

Mucha gente cree que no leo los mensajes que me escriben, yo leo todo; cuando llego a mi cama que no doy más, y que nada más quiero relajar mi cuerpo, me pongo a leer los mensajes, y me llenan el alma, porque me siento acompañada y que la gente está reconociendo lo que he hecho en mi vida. Eso es maravilloso, me siento acompañada por ellos, por todos; no los conozco, pero me encantan.

En los 80, tu timbre de voz y tu melena rizada fueron icónicos.

Sí, mucha gente decía: ‘Se va a quedar pelaa’. No me quedé pelada, pero me quedé canosa (risas).Las chicas iban a la peluquería y decían: ‘Oye, ponme el pelo como Amanda Miguel’.

Creaste un estilo muy integral, con tu voz, tu imagen

Sí, y ahora con la pandemia dije: “Estoy harta de pintarme el pelo, me lo voy a dejar natural”. Y me encanta y así me lo empecé a dejar. Fue lo mejor que pude haber hecho. Y después un día, mi hija me dijo: ‘Oye mamá no te gustaría cortarte el pelo’, en plena pandemia. Ella misma me lo corto.

¿Qué canciones de todo tu repertorio son las más especiales para ti?

Hagamos un trato es súper especial porque nació una noche que estábamos durmiendo juntos (Diego y yo) en nuestro departamento de Amores. Yo tenía un piano en mi recámara y me levanté a escribirla, fue como dictada, como cuando Dios te manda algo, que sale la canción sin mayor esfuerzo, así surgió.

Así no te amará jamás es una canción que amo profundamente porque con esa empecé mi carrera y tiene una personalidad avasalladora, no tiene contra, es la más grande de toda mi carrera, si la checas en views, se lleva a “El me mintió”, a todas. Es con la que más me identifican. Es una gran canción.

Y Dudas me encanta también. Las pequeñas cosas también me gusta porque me describe bastante como soy. El gato y yo me divierte, ahora la canto con otro sentido y me divierte tanto. Te podría decir que soy fan de mis canciones. Siempre he sido muy cuidadosa y lo que canto, lo transmito porque lo que canté soy yo.

Para mí, cantar tiene que tener mi sello. Me tengo que sentir identificada con lo que canto para interpretar. Yo digo que los cantantes a veces nada más son cantantes. En mi caso, soy cantante, autora, compositora e intérprete; la gente lo siente. Estoy muy metida en las canciones, por eso cuando canto hasta me olvido de quién soy. No estoy pensando: ‘Ay soy Amanda Miguel’. No, como que eso es lo que menos estoy pensando, más bien estoy disfrutando.