Piqué, piquetón.
Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Ya hablamos semanas pasadas sobre la codependencia de Shakira. Y como el culebrón sigue, y el señor Gerald Piqué esta semana nos dio bastante de que hablar, no puedo dejar de puntualizar algunos aspectos importantes de esta “telenovela farandulera” que nos ha tenido bastante entretenidos.
Piqué dejó verse con su nuevo amor, la señorita Clara Chía Martí, llegando muy fresco de la mano de la joven, a la boda de unos de sus amigos, donde también se dice habían acudido los padres del futbolista, cosa que deja entrever, que ellos conviven sin reparo con Clara.
Y no, no voy a hacer señalamientos ni comparaciones entre las dos mujeres que figuran en este drama matrimonial (Shakira y Clara), porque esos no vienen al caso, cada una de ellas tendrán sus cosas positivas y obvio, también negativas. Lo que sí no se puede negar, que así como hemos hablado de codependencia de la artista colombiana ante el astro del Barcelona, no podemos dejar de vislumbrar, que Chía debe pecar de ingenua (porque de seguro se cree toda la verborrea de Gerald, o quizá es demasiado lista a pesar de su juventud, pues a pesar de saber que se estaba atravesando en el camino de un hombre comprometido, no le importó seguir dentro del lío amoroso y luchar por su relación, sin importar a quien se llevaba entre las patas (niños y mujer), porque definitivamente aquí no aplicaría eso del “yo no sabía que tenía mujer e hijos”.
Pero retomemos, hablemos del rubio futbolista, que a sus 35 años, nos ha dejado ver que tiene mucho que reparar sobre su persona. Pues sabido es, que no es esta la primer infidelidad de la que se rumoró de su parte, lo que nos hace observar en él una inseguridad bárbara y eso, sumando que estaba junto a una mujer que ya hemos comentado que es brillante, talentosa, profesional y exitosa, seguramente detonó en grandes crisis existenciales por lo que prefirió conseguirse algo más normal, y aquí me detengo a observar que no es que lo normal esté mal, no para nada, lo que está mal, es andar por la vida sin saber que se quiere, y a la vez arrastrar un sinfín de cosas a las que les partes la vida.
He visto varios casos de este tipo muy de cerca, donde la esposa es extremadamente sobresaliente, casada con un tipo muy dentro del estándar que no le sirve más que de sombra, porque no logra colocarse a su nivel, el cual acaba abandonándola por algo más cercano a su altura.
Por desgracia la gente tiene a señalar (como siempre) a la mujer, como la causante, pero la realidad es que en estas situaciones, el único que por lo menos tiene el 80% de la culpa, no es más que el hombre que a leguas es inmaduro, inestable, poco íntegro y que nos demuestra a leguas que como dijo la filósofa de la música regional mexicana Alicia Villareal, le quedó grande la yegua. Lo que sí es importante reconocer, es que a Piqué la nube de polvo del desastre que hizo levantó, lo ha cegado o aturdido tanto, que no ha pensado con detenimiento sus actos y ha sacado a la luz rápidamente su nueva relación. Ahí si le tenemos que poner otro punto menos, debió esperar como lo hacen la mayoría de los cínicos que hacen este tipo de fechorías, los cuales se guardan a la amante celosamente durante un tiempo, para luego presentarla como amiga y por arte de magia, como su nueva relación. Nada ya nos podrá asombrar de Piqué y cómo, si también ya vimos la cuna de la que viene, miren la familia, nos da mucho que pensar en su educación, pues aceptar así de fácil y en medio de la tormenta a una nueva integrante, sabiendo lo que se ha roto, pues no nos enseña gran calidad moral. El futbolista ha decidido retirarse, las redes explotaron en burla. Las razones reales nadie las sabe. Lo que sí, es que este hombre está en un período de transición fuerte donde necesita realmente encontrarse.
Nos hemos divertido todos, a costa del sufrimiento de una familia rota, es la verdad, pues las habladurías han estado en su apogeo. La noticia buena para Shakira es que después de que la tormenta pase, cure sus heridas y logre analizar fríamente el hecho no dejará de agradecer haberse quitado ese lastre de su vida. La mala para Clara es que se quedó con la mercancía mala, y ahora ella tendrá que rezarle a ese santo.
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