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La Jornada
 
Venta de frutas y verduras en el mercado de La Merced, en la Ciudad de México. Foto María Luisa Severiano / Archivo.

. El monto de mover alimentos de un país a otro alcanzará 2 billones de dólares al cierre de este año, un incremento de más de 33 por ciento respecto a lo registrado previo a la pandemia, lo que a su vez ha derivado en que se disparen los costos de esos productos básicos al consumidor, exhibió Maximo Torero, economista jefe del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por su sigla en inglés).

Financiar estos costos de importación en países en desarrollo se hace más difícil dado el encarecimiento del crédito, las devaluaciones de las monedas, entre otras consecuencias de la política monetaria que se ha implementado en varios países para frenar la inflación, explicó durante el séptimo Congreso mundial sobre finanzas rurales y agrícolas, realizado en Michoacán.

Uno de los riesgos con esta escalada en los costos del crédito es que los países más vulnerables no tengan acceso a los alimentos, incluso a otros productos de la cadena de producción, como los fertilizantes, abundó. Por ejemplo, México es uno de los países de América en la que se prevé una reducción en la producción de maíz, a raíz de la baja en la disponibilidad de abonos químicos, mostró Torero.

“La situación que vivimos hoy está mostrando el riesgo y la incertidumbre de este sistema” alimenticio, detalló. Gran parte de la coyuntura se debe a que Rusia y Ucrania concentran el 30 por ciento de las exportaciones de cereales, lo que ha impactado en los precios, y provocado que en general las reservas alimenticias mundial caigan 8 por ciento.

El foco del problema se agudiza en África, detalló el economista de la FAO durante el evento convocado por Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA). En ese continente vive más de una tercera parte de la población en inseguridad alimentaria severa y uno de cada cinco africanos padecieron hambre el año pasado.

En todas las regiones, el cambio demográfico se suma a los riesgos climáticos y el estrés hídrico como factores de presión a la seguridad alimentaria, abundó Torero.

En un mensaje pregrabado, Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), dijo que hoy más que nunca, el sector agrícola y rural enfrenta desafíos mundiales “debido a los efectos del cambio climático, la contingencia sanitaria por la Covid-19 , que no terminamos de superar, y los impactos del conflicto geopolítico en Europa del Este, con sus consecuentes afectaciones en la inflación y el costo de las materias primas”.