Como dicen en mi pueblo, no están ustedes para saberlo ni yo para contárselos, pero últimamente me he hecho muy aficionado al vermouth (vermut, wermut en alemán o vermú como le dicen los españoles). Como ustedes saben, el vermú es un vino de uvas que se macera en hierbas, principalmente ajenjo, que es ideal para abrir boca, es decir, es un aperitivo elegante (Jacobo Zabludowski decía que nunca había que comer con el estómago vacío, y se refería a que antes había que echarse un fuerte como para “acalorarse”, vamos, para sentir el golpe), que generalmente se encuentra rojo (rosso) o blanco (bianco). Hay dos marcas muy comerciales en México, las dos italianas: Martini y Cinzano (que para los argentinos se pronuncia Chinzano, por ejemplo, mi compadre Naú Cessa Figueroa en realidad es Chessa). Bueno, pues el Cinzano fue una bebida generosa que en la “cantina” de mi casa cuando era un infante nunca faltó, junto con el tequila ‘Viuda de Romero’, que era lo que había en aquellos años dorados de los 60. A mi padre, que fue un hombre de pocos vicios (el juego de cartas, principalmente), el ‘Chinzano’ le encantaba, directo, si acaso con una aceituna. Lo tomaba en las copitas tan características que tenían forma de un tarrito con su característica aza –los había en todas las casas-, se tomaba uno o dos de vez en cuando. A escondidas lo probé siendo un chamaco, pero se me hacía intomable, lo asociaba con el Hemostyl, que es un multivitamínico que muchos tomamos siendo niños, nos lo daban porque dizque servía para que nos diera hambre. Total, que al Cinzano, remitiéndome al Hemostyl lo rechacé por mucho tiempo, pero hoy –y desde hace tiempo- ya no. Me encanta, y cada vez me gusta más, por ejemplo, solo, el rosso, con dos hielitos y un palillo con dos o tres aceitunas y una rodaja de naranja de por medio, o el bianco, en coctel, servido a razón de tres partes del vermú por dos de gaseosa, una rodaja de limón o naranja, me da igual, y sus respectivos dos o tres hielos. Dos antes de los sagrados alimentos son indispensables para abrir boca, principalmente en la comida, con un quesito de oveja de botana, en la noche recomiendo un jerez. Cada vez que me tomo un Cinzano hoy en día, irremediablemente me acuerdo de mi padre, tal vez por eso me gusta tanto. Salud. Foto de archivo.. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.