TIERRA DE BABEL
Jorge Arturo Rodríguez
Vida de burbuja
“El que desee vivir en paz con la sociedad debe forzosamente optar por uno de estos dos medios: callar o mentir”. (Francisco Sosa).
Mientras me como unos tamalitos –de esos que sobrevivieron el Día de la Candelaria, pero que, finalmente, son devorados por ansiosos olvidados de Dios-, me entero de purititas malas noticias, y entonces pienso: “Esto está mal, vamos de mal en peor”. Sí, me digo, y me interrogo: ¿Qué chingaos nos estamos haciendo? ¿Qué estaremos pagando? ¿En verdad nos hemos portado tan mal? Y otra vez el tamal. Me río, porque como oí por ahí, la vida es demasiado corta para estar serio todo el tiempo. Si no puedes reírte de ti mismo, llámame, yo me reiré de ti. Claro que sí: pa’ sufrir, los otros; pa’ reír, aquí toy. El que tenga oídos…
Acto seguido, sin dejar de tragar tamalitos, me acordé del chiste:
-Oye, te invito mañana a mi casa a comer tamales.
-Soy vegetariano.
-No importa, tú te comes las hojas.
Carajos, y dicen que la vida es bella. Sí, por supuesto, pero para aquellos que sufren terriblemente, la vida es totalmente desgraciada, por X o por Y, o por lo que ustedes gusten. ¿Así ha sido siempre? No recuerdo quién dijo que “siempre” es una palabra que nunca debes decir. No me complico la vida. Sin embargo, ya saben ustedes del terremoto en Turquía y Siria… Que Dios nos agarre confesado o, por lo menos, que no nos agarre en el WC.
Hace unos días, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló: “Guerra en Ucrania, crisis climática, pobreza extrema… Hemos iniciado 2023 ante una convergencia de desafíos nunca vistos en nuestras vidas. Temo que el mundo esté avanzando dormido como un sonámbulo hacia una guerra más amplia y temo que lo esté haciendo con los ojos muy abiertos. Debemos despertar y ponernos manos a la obra”.
Agregó: “Las perspectivas de paz no cesan de reducirse. Los riesgos de una escalada y una carnicería más no cesan de aumentar”. Denunció la ausencia de “visión estratégica” y “sesgo” cortoplacista de los responsables políticos y económicos”. ¿A poco?
Sí, estamos dormidos. Nada nos preocupa, pese a que vemos, en el siguiente paso, el precipicio. “Despertar pensando: ¿Qué día? ¿Qué luz? ¿Quién soy?”, escribió Francisco Tario. ¿Qué hacemos, Quimosabi?
Bueno, Eusebio Ruvalcaba escribió: “Nada mejor que pasar inadvertido, que ser invisible. En la medida que no existimos para la humanidad, la humanidad nos deja en paz”. Yo me quedo con lo que dijo José Ortega y Gasset: “La forma de vivir, que es siempre tremebunda, consiste en saber convivir, porque la vida es convivencia”.
Apuesten… Que la vida es una tómbola… Por aquello de… Ahí se las dejo de tarea.
Los días y los temas
Dice la escritora Nuria Kaiser que “todos los problemas de México acaban desembocando en esos dos temas: la impunidad y la corrupción, y sobre todo que este es un país en donde si tú tienes dinero, puedes salir avante o puedes salir de situaciones jurídicas, y otras personas no tienen esa oportunidad aunque sean inocentes”. ¿Será?
Al referirse a su reciente novela Una vida de mentiras, mencionó que “ese mundo de mentiras también se refiere a México, a la mentira en la que estamos viviendo, que no queremos ver la realidad que estamos viviendo, no la queremos nombrar, preferimos ya no ver las noticias porque es apabullante, sin embargo, sí creo que a veces, sobre todo ciertos sectores de la sociedad, prefieren construir una burbuja alrededor o simplemente su posición económica permite que se construya esa burbuja”.
Quien tenga oídos…
De cinismo y anexas
Nos ponemos en modo serio y profundo (¿?). Robert Louis Stevenson escribió “Los cuatro reformistas”. Ahí les va:
“Cuatro reformistas se reunieron junto a una zarza. Todos coincidían en la necesidad de cambiar el mundo.
—Debemos abolir la propiedad —dijo el primero.
—Debemos abolir el matrimonio —dijo el segundo.
—Debemos abolir a Dios —dijo el tercero.
—A mí me gustaría abolir el trabajo —dijo el cuarto.
—No vayamos más allá de la política práctica —dijo el primero—. Lo principal es reducir a los hombres a un nivel común.
—Lo principal es otorgar libertad a ambos sexos —dijo el segundo.
—Lo principal es encontrar la manera de hacerlo —dijo el tercero.
—Lo primero es abolir la Biblia —dijo el primero.
—Lo principal es abolir las leyes —dijo el segundo.
—Lo principal es abolir la humanidad —dijo el tercero.”
Ahí se ven.