El aguijón más venenoso, un Grammy para Fernando Guadarrama, y un réquiem por Burt Bacharach
Marco Aurelio González Gama
Nació con el nombre de Ferdinand Lewis Alcindor Jr., en el suburbio neoyorquino del Harlem más peligroso y vulnerable de mediados del siglo pasado (1947), en abril cumplirá 75 años. Es una leyenda viviente del baloncesto profesional de los Estados Unidos, convertido en el musulmán universalmente conocido como Kareem Abdul Jabbar, hoy lo traigo a cuento por dos razones principalmente: la primera, porque por él me hice aficionado al baloncesto en los años 70 —junto con otro legendario de los tableros, Larry Bird, de los Boston Celtics—. Con sus 2.18 de estatura, era un gigante que se agigantaba aún más cada vez que rebotaba insistentemente el balón cubriéndolo con su enorme físico, empujando al rival hacia el tablero hasta tenerlo al alcance de sus manos y ejecutar magistralmente su clásico gancho por demás mortal («Sky Hook»), que no era otra cosa que dar un salto sobre el defensivo y clavar el balón con su largo brazo derecho a manera de un aguijón venenoso, movimiento «alacranesco», sin duda. Era tan efectiva esta jugada, y también ventajosa, que la NBA tuvo que declararla ilegal. La segunda, bueno, pues porque hace unos días la que parecía una imbatible marca de 38,387 puntos impuesta por Kareem desde 1989, fue superada por «el rey» Lebron James apenas hace unos días. De esta forma, la baraja de ases del baloncesto profesional de los Estados Unidos se ha ampliado, ocupando los cuatro primeros lugares Wilt Chamberlain, Kareem Abdul Jabbar, Michael Jordan Lebron James, y agregaría en esa categoría a Earving el Magic Johnson y a Kobe Bryant. Si estos personajes no hubieran existido, el basquetbol no sería el gran espectáculo que es. La otra noticia ocurrida en la última semana, es la de que el cordobés Fernando Guadarrama Olivera, sonero, jaranero y decimero por afición y corazón —y economista de profesión, por si algo faltara— como parte de la agrupación jazzista del méxico-cubano-neoyorquino Arturo O’Farril, ganó el Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Jazz Latino «Fandango At The Wall In New York”, lo que es una gran noticia. El galardonado fue responsable de las letras de algunos temas y de «rascar» la jarana, el álbum trae un tema dedicado a Xalapa. Fernando es un contemporáneo de quien esto escribe, fuimos compañeros de pupitre en la secundaria y su padre, ginecólogo de profesión, fue el responsable de traer al mundo a una parte importante de la población cordobesa el siglo pasado. Felicidades a Fernando. El último comentario por el momento, triste, porque esta vez le correspondió rendir tributo a la madre tierra al extraordinario músico y compositor estadounidense Burt Bacharach. Como ustedes saben, estimados lectores, Burt, es una de mis más grandes debilidades musicales de todos los tiempos, desde que lo interpretaban Andy Williams, B. J. Thomas, Aretha Franklin y The Carpenters, y más recientemente Dionne Warwick y Barbra Streisand. Inolvidables sus composiciones y letras musicales, tenía 94 años.
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