Lugar:
Fuente:
La Jornada

El investigador Pablo González Casanova. Foto UNAM.

El doctor Pablo González Casanova, universitario y humanista, cumple un año más. Un siglo de vida lleno de experiencias y enseñanzas que se han desplegado en el ámbito de las ciencias sociales y en una sólida trayectoria académica en la UNAM que incluyó la dirección de entidades como la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, el Instituto de Investigaciones Sociales y las sucesivas versiones del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.

Sin embargo, una de sus facetas más significativas es la que desempeñó como rector de la propia Universidad Nacional. Una gestión, ciertamente inconclusa, pero plena de innovaciones y posicionamientos que marcarían de manera profunda a la institución que arribaba a los años 70. Por sus acciones y sus ideas, la propuesta de González Casanova constituye un poderoso referente para la universidad de nuestro tiempo.

La década de los 70, como ya se ha dicho, representa un periodo de gran intensidad política. Los efectos del 68, en México y el mundo, se hacían sentir no únicamente en la institución, sino en la sociedad toda y pese al ambiguo discurso echeverrista que enaltecía la apertura y la democracia, los mecanismos de control y sujeción social del régimen priísta mantenían su vigencia. Así, pese a las voces de “flexibilidad”, “diálogo” y “respeto a la autonomía universitaria”, en los hechos prevalecía una estrategia de cooptación y desmovilización e incluso a la operación de grupos de choque, como los Halcones.

Lejos de intentar una recapitulación del complejo proyecto del doctor González Casanova, es pertinente recordar algunas de sus líneas. No se trata de trasladar de manera acrítica el entorno de esa década a la actualidad, pero sí conviene considerar ciertos referentes que acaso puedan contribuir a pensar la Universidad Nacional Autónoma de México de 2023.

Las aportaciones de quien fuera rector de la UNAM por poco más de dos años y medio son de gran relevancia. Su compromiso en la defensa de la autonomía universitaria y con la democratización de la oferta institucional resultaba por demás pertinente en un sistema educativo superior, que en números absolutos apenas superaba un total de 271 mil estudiantes en todo el país, de los cuales 107 mil acudían a la UNAM. González Casanova no sólo manifestaba una voluntad para ampliar la oferta superior, lo hacía marcando una clara disposición para hacerlo, bajo criterios de gran rigor académico.

La propuesta del rector que se asumía como “integral” y “democrática”, incluía tres aspectos centrales: reforma académica, reforma del gobierno y la administración, así como reforma de la difusión política y cultural

En la primera de ellas se partía del propósito de dotar a los estudiantes de conocimientos básicos en las áreas científica y humanística, planteando la necesidad de contar con métodos modernos de enseñanza. Se buscaría introducir elementos que vincularan el desarrollo profesional a los requerimientos sociales en todos los niveles.

En términos de investigación se apelaba a una concepción que impulsara el desarrollo nacional disminuyendo la dependencia científica y tecnológica. Asimismo, bajo la idea de reforma académica, se señalaba la necesidad de fundar centros universitarios para articular la investigación, la educación, la producción y los servicios.

Bajo esa amplia concepción serían creados el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), el Sistema de Universidad Abierta y daría comienzo el Programa de Descentralización del que derivaron las Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales (ENEP).

En la reforma del gobierno y la administración de la universidad se planteaba la necesidad de incrementar las organizaciones estudiantiles y de profesores para incidir en las decisiones institucionales. Se impulsaría a los colegios académicos para lograr una mayor participación de la comunidad en el gobierno universitario.

Asimismo, se alentaría una reforma administrativa buscando aprovechar los métodos más modernos, induciendo un esquema flexible y propicio para el cambio.

Finalmente, en la reforma de la difusión se planteaba la importancia de crear los canales adecuados para que tanto los estudiantes de ciencias como los de humanidades, pudieran contar con espacios de discusión y análisis de los problemas vigentes.

Hace pocos años, en 2013, el ex rector universitario volvió a hablar sobre estos temas. En La universidad necesaria en el siglo XXI, recordó algunos de sus planteamientos esenciales e introdujo una pertinente reflexión acerca de los efectos del neoliberalismo en el ámbito universitario. Un tema de gran vigencia en estos tiempos y que, antes que aspereza, demanda profundidad en el análisis.

101 años de don Pablo: un gran motivo para celebrar la vida y las ideas de un universitario ejemplar.