Su bajo costo y la variedad de diseños diferentes a los tradicionales los ha puesto de moda en un sector de la población.
Los primeros chinos llegaron a Juchitán en la década de los años 30 del siglo pasado. (Ramón Bragaña).
Desde hace varios meses, la venta de artículos de imitación de filigrana de procedencia china ha comenzado a invadir las redes sociales y comercios en algunos municipios de la región del Istmo de Tehuantepec.
Su bajo costo y la variedad de diseños diferentes a los tradicionales los ha puesto de moda en un sector de la población.
En la comunidad zapoteca de Juchitán existen al menos una docena de familias que se dedican desde hace cuatro generaciones a elaborar prendas de filigrana artesanal, como cadenas, aretes, dijes, pulseras y un sinfín de artículos de joyería.
Artesanos comienzan a disminuir producción filigrana artesanal
Eliseo Montero Aquino, artesano dedicado a la elaboración de filigrana artesanal, ha notado en los últimos meses una disminución en los pedidos de aretes, collares y pulseras elaboradas de manera artesanal, en su pequeño taller habilitado en la sala de su casa, ubicada en la novena sección de Juchitán.
En entrevista con MILENIO, señaló que su producción ha bajado en un 30 por ciento.
“Yo trabajo seis días a la semana, trabajo por la mañana y por la tarde, en ocasiones me tenía que desvelar para poder avanzar con el armado de las piezas, ahora me sobra tiempo en el día”.
Antes de la llegada de los productos chinos a esta región de Oaxaca, Eliseo producía un promedio de 40 docenas de piezas, principalmente aretes, collares y pulseras; hoy la producción bajó a 27 docenas.
“Si esto empeora en los próximos meses, tendré irme buscando otro trabajo, mis hijos ya están en secundaria y, si le sumas los gastos de la casa, de esto ya no podremos vivir”.
La filigrana una herencia familiar
La filigrana forma parte del ADN de Eliseo, su abuelo le heredó el conocimiento a su padre y fue después de dos años de aprendizaje cuando logró elaborar sus primeras piezas.
“Desde que tengo memoria recuerdo a mi padre estar sentado todo el día elaborando aretes y diferentes piezas de filigrana, yo llegaba de la primaria y me ponía a estirar el alambre de cobre, siempre me decía que hacer y cómo hacerle, la verdad nos enseñó a todos, por eso es que a cada una de nuestras piezas que diseñamos y elaboramos les dejamos nuestro corazón y parte de nuestra vida, se llevan parte de nosotros, por eso, en mi caso, trato de hacer piezas únicas, que al verlas y tocarlas sientan la diferencia», dijo.
Habitantes de Juchitán defienden la filigrana, dicen no a las piezas chinas
María de Los Ángeles Celaya Cabrera, habitante de Juchitán, lamentó la forma en que estos productos han ido ganando terreno en el gusto de la gente.
“Si entiendo que el tema económico es el factor para quienes adquieren estas imitaciones chinas, la verdad yo soy mus fanática del trabajo que hacen mis paisanos artesanos. Sí son piezas más caras, mira, un par de aretes de filigrana artesanal varía de 200 hasta mil pesos, dependiendo de la complejidad de su elaboración, mientras que un par de aretes chinos de imitación o tipo filigrana te salen en 100 o 150 pesos. En mi caso, yo no compraría nunca una imitación».
Comunidad china aumenta presencia en Juchitán
Los primeros chinos llegaron a Juchitán en la década de los años 30 del siglo pasado. La mayoría de ellos abrieron las primeras farmacias y ferreterías de la región del Istmo de Tehuantepec.
Ahí se casaron y dejaron una descendencia, sin embargo, la nueva ola de chinos llegó hace 10 años, primero con negocios de comida china, luego con negocios de artículos a bajo precio. Desde hace cuatro años, lograron copiar los modelos de la filigrana original y, ante la gran demanda, hoy están en el camino de desaparecer el trabajo de los artesanos zapotecas.
Piden artesanos zapotecas regular venta de artículos de imitación de filigrana
Así como Eliseo, en Juchitán hay 20 artesanos de filigrana que piden a las autoridades regular la importación y venta de productos de imitación.
De continuar así, se pone en riesgo la desaparición de estos artesanos y un oficio que ha sido heredado desde hace cinco generaciones.
“Ya se están vendiendo, aún la gente tiene preferencia por nuestro trabajo y calidad.