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La Jornada

El primer ministro español y candidato a la reelección del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, celebra después de las elecciones generales de España.

El PP fue el más votado, con 136 diputados y un 34 por ciento del electorado, pero su candidato, Alberto Núñez Feijóo, tiene prácticamente imposible sacar adelante su investidura. En cambio, el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, con 122 diputados, tiene más posibilidades de reelegirse si logra sumar los apoyos de otras cinco fuerzas parlamentarias. Así que el propio Sánchez decretó en tono triunfalista y mientras sus seguidores gritaban el lema antifascista “¡No pasarán!”: “El bloque involucionista ha fracasado y ha sido derrotado”.

Las primeras elecciones de la historia que se celebraron en pleno verano, con temperaturas por encima de los 35 grados en la mayoría del país, logró una participación alta, con un 70,39 por ciento. El resultado reflejó la fractura en dos de un país o a esas “dos Españas” de las que hablaba el poeta Antonio Machado: el bloque de la derecha, con una formación como Vox que defiende el legado de la dictadura franquista y tiene un discurso homófobo y xenófobo, frente al bloque de izquierda o progresista, al que además se suman las fuerzas nacionalistas e independentistas del País Vasco, Cataluña y Galicia. Y la victoria, aunque por la mínima, fue para las fuerzas progresistas, básicamente porque con los resultados obtenidos es imposible la formación de un gobierno PP-Vox.

El escrutinio de los votos fue rápido y trepidante, sobre todo porque desmintieron todos los sondeos y las encuestas a pie de urna que auguran una clara victoria de la derecha. Finalmente, el PP fue el más votado, con 136 diputados, más de ocho millones de votantes y un 33 por ciento del electorado, lo que supuso 47 diputados más que en el 2019. El PSOE perdió la primera plaza, pero mejoró sus resultados del 2019: 122 diputados, dos más que hace cuatro años, y siete millones 700 mil votantes. La pugna por la tercera plaza fue para Vox, que logró 33 diputados y tres millones 28 mil votos; mientras que la coalición de izquierda Sumar llegó a los 31 escaños y tres millones ocho mil sufragios. Es decir, que la suma PP-Vox llegó a los 169 diputados, a siete escaños de la mayoría absoluta, mientras que el PSOE y Sumar alcanzaron los 153 diputados, la misma cifra con la que han gobernado los últimos cuatro años.

Pero la alianza PSOE-Sumar pueden añadir a su causa a la mayor parte del resto de las fuerzas del arco parlamentario, de ahí que los resultados de los partidos nacionalistas son cruciales para la reelección de la actual coalición de gobierno, a pesar de que algunos acuerdos serán muy complejos. Los posibles socios parlamenarios son Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), con siete escaños; EH-Bildu, que logró seis; el Partido Nacionalista Vasco (PNV),con cinco; y la formación nacionalista catalana Junts per Catalunya (JxCat), que tiene siete diputados, que es la que tendría la llave de la gobernabilidad en España, pero que su actual dirección, con el ex presidente Carles Puigdemont, advirtió que “no será gratis”. Si estos partidos finalmente apoyan la investidura de Sánchez, sumarían 178 diputados.

A pesar de que el PSOE perdió su hegemonía electoral en España frente al PP, en la sede del partido centenares de militantes se congregaron para celebrar la noche como una victoria contundente. Y al grito de “¡No pasarán!” escucharon las palabras de su líder, Pedro Sánchez, que también se mostró eufórico y triunfante:“Hemos demostrado al mundo que somos una democracia fuerte y limpia. Hace una semanas, el 29 de mayo, convoqué las elecciones anticipadas porque creía que teníamos elegir entre un modelo de avance frente a uno de retroceso. Y España ha sido bien clara, el bloque involucionista, del retroceso que quería una derogación de todos los avances que hemos conseguido, ha fracasado. Aquellos que planteaban el machismo, el retroceso en derechos y libertades, el bloque involucionsita del PP y Vox ha sido derrotado. Somos más, muchos más, los que queremos que España avance y así seguirá siendo”. A lo que su aliada, la candidata de Sumar, Yolanda Díaz, añadió desde su propia sede: “Hoy la gente va a dormir más tranquila. La democracia hoy ha ganado y sale fortalecida. Hemos ganado construir un país mejor”.

En la sede del teórico triunfador, la del PP, a pesar de también había centenares de simpatizantes celebrando los resultados se respiraba un ambiente más frío, en el que se traslucía la decepción. Sin embargo, Núñez Feijóo anunció que abriría una mesa de diálogo con el resto de partidos políticos para intentar formar una mayoría: “Nuestra obligación ahora es que no se abra un periodo de incertidumbres en España. Los españoles nos han dado la confianza y también han dicho a todos los partidos del arco parlamentario que dialoguemos. Mi responsabilidad es abrir ese diálogo para intentar gobernar nuestro país de acuerdo con los resultados electorales y la victoria electoral. Me hago cargo de iniciar el diálogo para formar gobierno de acuerdo con la voluntad de los españoles expresada en las urnas este mismo domingo. Espero que nadie tenga la tentación de volver a bloquear España. Es una aspiración legítima e imprescindible. La anomalía de que en España no pudiese gobernar el partido más votado sólo tiene como posibilidad el bloqueo, que pone en peligro nuestro prestigio internacional y el futuro de las inversiones. Le pido al partido que ha perdido las elecciones, al PSOE, expresamente y al resto de las fuerzas que no bloqueen el gobierno de España una vez más”.

Desde el País Vasco, el líder de EH-Bildu, Arnaldo Otegi, celebró el primer lugar de su formación en la región, por delante del históricamente hegemónico PNV, además confirmó que “nosotros vamos a cumplir nuestra palabra y vamos a evitar la formación de un gobierno reaccionario en España”.