Durante la pandemia de la covid-19, Carlos Suárez, conocido entre sus familiares como Don Gepetto, comenzó a construir casitas de madera a escala dentro de su carpintería ubicada en el puerto de Veracruz. Hoy, a sus 83 años, encontró en la madera un pasatiempo y una fuente de ingresos.
Aprendió a trabajar la carpintería desde chamaco y encontró su talento una vez que llegó a la tercera edad. Don Gepetto reconoce que las circunstancias económicas lo orillaron a dedicarle más tiempo a la madera cuando comenzó a escasear el trabajo.
Nació en el municipio de San Andrés Tuxtla, en el sureste del estado de Veracruz, pero vivió junto a sus padres durante un largo tiempo en la localidad de Los Tigres, en Juan Rodríguez Clara. Años más tarde, ya con una familia propia, decidió trasladarse al puerto de Veracruz.
El campo de trabajo de Carlos siempre fue la venta de automóviles. Comenzó como empleado en una agencia de autos donde aprendió lo necesario dentro del negocio, pero un día tuvo la idea de emprender y materializó su sueño convirtiéndose en un caso de éxito como empresario.
Fue dueño de cuatro sucursales de la Refaccionaria Suárez, las cuales fueron el sustento por más de cuatro décadas para él, su esposa María Navarrete y sus tres hijos Adriana, Clemente (QEPD) y María.
LA CRISIS QUE LO LLEVÓ A LA CARPINTERÍA
Las crisis económicas de los años venideros obligaron a Carlos a cerrar sus sucursales de Refaccionarias Suárez, pues no tuvo alternativa. Lo que un día comenzó como un sueño y que se había materializado, llegó a su fin.
Bajó las cortinas de sus negocios y las circunstancias del momento lo motivaron a experimentar de nueva cuenta con la madera. Consiguió material y herramientas para trabajar, luego construyó un improvisado taller de carpintería y echó manos a la obra.
La carpintería se convirtió en un bálsamo para su estabilidad emocional y en una fuente de ingresos. Su hijo Clemente comenzó a llamarlo Gepetto por su afición a la madera y su gran parecido al pintoresco personaje de la historia de Pinocho.
DURANTE PANDEMIA COMENZÓ A CONSTRUIR CASITAS
Entonces llegó la pandemia del coronavirus a inicios de 2020 y, en el confinamiento, desde su carpintería, Don Gepetto comenzó a hacer casitas a escala, adornadas con sus muebles, sus ventanas y sus barandales.
“Siempre me ha gustado la madera, siempre lo he trabajado, vaya, desde chamaco y ahorita la necesidad me hizo hacer casitas y ese es mi hobby, ese es mi negocio”, dice.
Su proyecto de casitas para muñecas resultó todo un éxito, porque, al empezar a exhibirlas en la banqueta de su domicilio, los ciudadanos quedaban asombrados por las creaciones del carpintero.
Cada casa es elaborada de manera artesanal, no se escapa un solo detalle. Lleva muebles a escala con delicados objetos de madera hechos por Don Gepetto y tapizados por él mismo.
“El detalle de la casa es amueblarla, una casita sola y así sin nada no tiene chiste, el mueble es el que le da el valor y todo lo que lleva dentro es lo que le da valor a la casita”, comenta.
Los precios de las casitas de don Gepetto varían conforme al tamaño del producto. Carlos Suarez conocido, como don Gepetto, recién cumplió 83 años y en la actualidad sigue dentro de su improvisado taller de carpintería produciendo, creando, no solo casitas de madera, sino todo mueble de madera que le solicitan.