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Expansión Política

En abril de 2017 el Senado aprobó la creación del Registro Nacional de Cáncer y, casi siete años después, continúa sin implementarse completamente.

El Registro Nacional de Cáncer en México está en pausa. (Foto: IMSS)
Dulce Soto
@dulceanahisoto
Se calcula que cada año se diagnostican en México alrededor de 190,000 casos nuevos de cáncer. La cifra es estimada, con base en los registros hospitalarios, porque en el país no se ha concretado el Registro Nacional de Cáncer.

Esta plataforma estadística tiene como objetivo medir con exactitud la incidencia y prevalencia de esta enfermedad y dar seguimiento a los casos. A partir de esta información se mejorarían las políticas públicas de atención al cáncer.

El padrón comenzó a implementarse en 2015 en Mérida, Yucatán, con recursos propios del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), que entonces estaba a cargo del doctor Abelardo Meneses.

Sin embargo, fue hasta abril de 2017 que el Senado aprobó la creación del Registro Nacional de Cáncer y, casi siete años después, continúa sin operar.

Las reformas a la Ley General de Salud obligan a la Secretaría de Salud a concentrar la información sobre los casos de cáncer en un base de datos nacional. Al plasmar en la ley este deber, la expectativa fue que la Cámara de Diputados etiquetara recursos específicos para su consolidación. Se estimaban 13 millones de pesos para el arranque.

México requiere más oncólogos y recursos para hacer frente a los casos de cáncer
Pero el registro, promovido también por organizaciones no gubernamentales, pacientes y profesionales de la salud, pronto se topó con pared. Su historia se puede resumir de la siguiente manera: es una plataforma que ha batallado con la carencia de recursos y, si tuvo avances, han sido gracias a los médicos oncólogos que insistieron en su realización.

La ausencia del registro de cáncer impide contar con datos confiables sobre las causas de la enfermedad, su comportamiento y atención, subraya Alejandro Zentella, académico del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.

“Si no sabemos cuántas personas son diagnosticadas, a qué edad, en qué estados del país y cómo progresan o pasan del diagnóstico a curación o progresión del padecimiento, realmente es complicado determinar si el sistema de salud está funcionado; este no se puede construir sin información”, explica.

Sin presupuesto
Al final del sexenio del priista Enrique Peña Nieto, el Registro Nacional de Cáncer recibió el primer revés: en el Presupuesto de Egresos de la Federación no se le asignaron recursos.

Para entonces, el Incan ya había avanzado con la recopilación de datos en Mérida y Guadalajara, pero, una vez más, con sus propios recursos y el apoyo de su patronato. El trabajo en estas dos ciudades costó alrededor de 5 millones de pesos. La falta de recursos federales limitaba su ampliación a otros estados del país.

En 2018, durante las campañas electorales, diversas organizaciones de salud pidieron a las y los candidatos presidenciales considerar en sus proyectos de gobierno recursos para continuar con el registro.

«Necesitamos recursos para concretar el Registro Nacional de Cáncer y el Plan Nacional de Cáncer que hoy sólo están en blanco y negro», declaró entonces Mayra Galindo, directora de la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer, en una conferencia de prensa.

Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial y nombró secretario de Salud a Jorge Alcocer Varela. El Plan Sectorial 2019-2024 de esta dependencia incluía entre sus promesas “fortalecer el Registro Nacional de Cáncer y crear un registro nacional de enfermedades no transmisibles”.

Para el presupuesto federal de 2019, la Cámara de Diputados avaló otorgar 35 millones de pesos adicionales al Incan a fin de que continuara el registro, aunque no estaban considerados en el proyecto original del Ejecutivo.

Ese mismo año, la Secretaría de Salud creó la Red Nacional de Registros de Cáncer, conformada por 10 hospitales del mismo número de ciudades del país, para continuar con la recopilación de datos.

Se firmaron convenios con las 10 ciudades seleccionadas en una muestra representativa y el trabajo de registro se financió con recursos públicos y privados, como detallaron en un artículo publicado en la Gaceta Mexicana de Oncología tres investigadores relacionados con el proyecto.

La Red Nacional de Registros de Cáncer financió la labor en seis. Se trató de Hermosillo, Tijuana, Guadalajara, Toluca, Acapulco y Campeche. Mientras que en cuatro se hizo con recursos propios de los estados, municipios o dependencias de salud. Esto fue así en Baja California Sur, Monterrey, León y Mérida.