En la década de los años 50 del siglo pasado, don Andrés Lladó Peña compró a una importadora una Sinfonola Wurlitzer. Se la obsequió a su hermana María, quien que tenía un restaurante en Cerro Azul. Al fallecer la hermana, don Andrés la rescata y en la década de los 80 se la regala a su hija Zaida y a su esposo Adalberto Bacre, quien junto con su sobrino Salvador, a falta de piezas claves, sólo adquiribles en Alemania, se dan a la tarea de arreglarla y modernizarla, con tan buen éxito que a la fecha se pueden escuchar en ella discos de acetatos, CDS, USB, y bluetooh con bocinas de alta fidelidad. Muy viejita pero funcionando perfectamente.