«Para llevar una vida racional, es preciso que hayamos aprendido a administrar convenientemente nuestros deseos y nuestras pasiones, dándoles la satisfacción justa, sin pasarnos ni quedarnos cortos. En sus demandas a sus respuestas de cuerpo y alma, nuestra parte racional ha de encontrar un equilibrio que consiste en algo así como «el punto medio» entre el exceso y el defecto. De ese modo, decimos que el hombre es virtuoso cuando su voluntad ha adquirido el hábito de actuar rectamente, de acuerdo con un «justo término medio» entre dos actitudes extremas»: Aristóteles. Gran sabio. Foto «Zendra».