David Quitano Díaz
Lo que nunca cambia
Se nos da muy bien predecir el futuro, salvo cuando hay sorpresas, que suelen ser lo único que importa.
Morgan Housel
Podría reflexionar muchísimo sobre las elecciones, pero mis apreciaciones e implicaciones me las guardo para un café con mi papá, podría dar mi opinión sobre la guerra de Israel y Palestina, y estoy cierto que no saldría bien librado, podría mencionar la necesidad de un nuevo pacto fiscal, pero es un tema gris, técnico y lóbrego, así que en ésta ocasión mejor les recomendaré un libro.
Comienzo, sortear los vaivenes de nuestra vida personal y financiera es un epítome cotidiano, para ello, Morgan Housel ha venido a pintarse solo, en un primer momento con “la Psicología del Dinero”, y ahora con “Lo que nunca cambia, en un mundo cambiante”.
En un mundo en constante transformación-dice Housel-, ¿dónde podemos encontrar estabilidad y guía?, para ello la obra nos ofrece una brújula. A través de 23 lecciones atemporales, Housel explora las verdades universales que subyacen al comportamiento humano y a la toma de decisiones, brindándonos herramientas prácticas para navegar la incertidumbre y alcanzar el éxito en todos los aspectos de la vida.
A diferencia de la mayoría de los libros de finanzas personales que se enfocan en estrategias y tácticas específicas, lo que nunca cambia, se centra en principios fundamentales que resisten el paso del tiempo. El autor explora temas como el poder de los intereses compuestos, la importancia de la paciencia, la inevitabilidad de los errores y la falacia de la predicción.
A fin de adaptarse a nuestro esquema vertiginoso, el estilo de escritura es claro, conciso y ameno, lleno de anécdotas históricas y ejemplos cotidianos que hacen que sus ideas sean accesibles y relevantes para cualquier lector. Cada capítulo presenta una lección independiente, lo que permite leer el libro en cualquier orden y a su propio ritmo.
Considero que “Lo que nunca cambia”, no es solo un libro sobre finanzas; es una guía para la vida. Las lecciones de Housel se pueden aplicar a una amplia gama de situaciones, desde las decisiones de inversión hasta las relaciones personales y la carrera profesional.
Entre los que destacan algunos puntos claves, en un primer momento es importante mencionara que, para él, el pasado no es un predictor confiable del futuro, aduce que los eventos históricos pueden ser útiles para comprender el contexto, pero no podemos predecir con certeza lo que sucederá en el futuro.
Es importante reconocer que el éxito no siempre es el resultado del esfuerzo o la habilidad, y que a veces la suerte simplemente juega a nuestro favor.
Por otro lado, algo que voló mi atención fue el tema de la búsqueda de control, mismo que el auto considera que es una ilusión. No podemos controlar la mayoría de los eventos externos, pero sí podemos controlar nuestras reacciones y decisiones, esto último me parece sensacional por la visión adaptativa.
Contrario a los libros de la hipercompetitividad, Housel nos menciona que el progreso es lento y aburrido. Los grandes avances a menudo son el resultado de pequeños pasos consistentes a lo largo del tiempo, suena trillado, pero no hay que olvidarlo.
Así como lo anterior, retoma el gran concepto de nuestra época “la felicidad” misma que a su consideración es a menudo el resultado de hábitos y comportamientos, no de circunstancias. Podemos aumentar nuestra felicidad -recomienda- enfocarnos en lo que podemos controlar y cultivando una actitud positiva.
En definitiva, lo que nunca cambia es un libro valioso para cualquier persona que quiera tomar mejores decisiones en la vida. Las lecciones atemporales de Housel lo ayudarán a navegar la incertidumbre, alcanzar sus metas y construir una vida más satisfactoria, ¿acaso ello no es lo más importante?