«Votaron a mano alzada, todos uniformados de rojo sangre, coreando «Duro, duro, duro» en apoyo a un líder que busca perpetuarse en el cargo. Lo de ayer no fue la fiesta del PRI, sino muy probablemente su funeral. O mejor dicho, su suicidio colectivo». Lo escriben en el «Templo Mayor» de «Reforma». Imagen que circula en la red señala Manuel Márquez.