La película «Ciudadano Kane», aunque en blanco y negro y setentona, aún continúa viva, como aún existen, reproducidos en enésimas generaciones, los magnates regidores del mundo. William Randolph Hearst, el cual, entre otras sucias hazañas, había comenzado su incalculable fortuna, provocando la guerra de Estados Unidos contra la Cuba española para- según se jactaba- vender más periódicos, al saber que se había filmado esa sarcástica biografía fílmica, empleó su vasto imperio periodístico para presionar a los exhibidores de películas e impedir el paso de la película por las pantallas del país y del mundo. La película, interpretada por Orson Wells, se refiere no sólo al espectáculo de un poderío basado en la gran prensa corrupta, sino también a la trama de caprichos, amoríos, traiciones y canalladas de un poder fáctico germinado junto al poder estatal norteamericano de esa época, los años 40.