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Novios se comprometieron en liberación de tortuguitas en Tecolutla con la promesa de volver 20 años después a buscar a su tortuga.

MÓNICA TEJEDA HERNÁNDEZ

Emoción, sorpresa, llanto y mucha alegría se vivieron en la liberación del miércoles 24 de julio de tortugas en el campamento norte de la asociación civil Vida Milenaria, donde una pareja se dio «el sí» a la orilla de la playa en Tecolutla.

Todo transcurría normalmente en el campamento tortuguero norte la mañana del miércoles 24 de julio. Familias llegaron muy temprano, como es costumbre, para celebrar la vida con la liberación de tortuguitas bebés que nacieron ese día.

El personal del campamento se preparaba para ofrecer la charla informativa previa a la liberación cuando un joven se acercó sigilosamente para pedirles un favor muy especial: quería sorprender a su novia y hacer de ese día un momento inolvidable comprometiéndose en matrimonio.

«No es la primera vez que hacemos algo así, por eso aceptamos con gusto y preparamos las cosas para que todo saliera como el chico lo había soñado», comentó Irma Galván Tejada, administradora del Campamento Tortuguero de Vida Milenaria
Para la liberación de las tortugas recién nacidas, se pide que las personas se formen en una sola línea frente al mar. Allí, cada una recibe una pequeña canasta con su tortuguita, a la cual se les pide que le pongan un nombre y después las ayuden a llegar al mar simplemente girando la canasta en la arena para que puedan salir por sí mismas.

En este punto, el personal ya organizado pidió un voluntario para apoyar en la repartición de las canastas y, por supuesto, fue el novio quien levantó la mano.

«Preparamos una canasta roja con una hojita tierna de la uva de playa como símbolo de amor, donde estaba escondido el anillo de compromiso, para que esa se la diera el novio a la hora de repartir las canastas».

Entre los asistentes a la liberación no solo estaban turistas que gustan de esta actividad al visitar Tecolutla; también estaban los padres de la joven pareja, listos con celular en mano, esperando el gran momento para captarlo y guardarlo para siempre.

Fue así como, ante la mirada atónita de los presentes y la gran sorpresa de la novia, el novio se arrodilló en la arena y le entregó la canasta para hacer la tan esperada pregunta. En ese momento, la emoción invadió a familiares, turistas y personal del campamento por igual. Una que otra lágrima se asomó y, entre aplausos, la novia aceptó.

Ya comprometidos, los novios procedieron a la liberación de sus tortuguitas como un sello de su amor, con la esperanza de que, 20 años después, cuando las tortugas regresen a esta misma playa para anidar, ellos puedan viajar nuevamente juntos y refrendar su compromiso de amor.