POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA
In memoriam: Carlos Juan Islas Ricaño (1935-2024)
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

El pasado 3 de octubre, falleció nuestro estimado y respetado amigo, Maestro Carlos Juan Islas Ricaño, y como a muchos y muchas que le apreciamos, nos conmovió y dolió la noticia.
Hace algunos años escribí sobre su persona en un artículo al que le denominé: “Papantla merece mucho y Carlos Juan Islas Ricaño, también”, en cuyo contenido hacía referencia de la forma en que -con el tiempo y sobre todo en los últimos años – se había desconocido la autoría del Mtro. Islas Ricaño del libreto de la representación del Festival Xanath que siempre ha sido parte vital de las festividades de la Feria de Corpus Cristi de la ciudad de Papantla, Veracruz. mismo que se celebra alrededor del 25 de mayo de cada año (coincidiendo con el jueves de Corpus), y, hoy que ya no está con nosotros , como un acto de justicia, insisto en el tema no sólo para que se le reconozca permanentemente el crédito, sino para que nunca se olvide su nombre como una de los fundadores de esas festividades, además de difundir su obra literaria, que es basta y además genial.
Cabe destacar, lo que significa en importancia el Festival Xanath en esa Feria de fama nacional e internacional para reconocer el esfuerzo de Carlos Juan Islas , que plasmó en un libreto una bella narrativa: la conquista de los españoles y la revelación del pueblo totonaca, dando vida en éste a diversos personajes y a más de 200 danzantes que entran en escena, cuyas vestimentas regionales y musicalización convierten ese espectáculo en un verdadero festival cultural y artístico que fusiona el sincretismo religioso e indígena.
Ahí, miles de espectadores -cada año-, son testigos de la puesta en escena de este espectáculo, en un foro que simula la pirámide de los nichos, representativa de la zona arqueológica de “El Tajín” y al término de la presentación se da rienda suelta a la alegría y se encienden los fuegos pirotécnicos, dando esplendor una de las más bellas fiestas tradiciones de nuestro estado.
Con ello, Carlos Juan, quiso honrar sobre todo a los pueblos originarios, recordando los rituales que hacían los Totonacas a los Dioses de El Trueno, La Lluvia y El Sol, a quienes los indígenas veneraban pidiendo su protección -y lo siguen haciendo hasta la fecha- para que los cambios de la naturaleza le otorgaran riqueza a la tierra y a ellos prosperidad en abundancia; así mismo , al crear el Festival quiso contribuir a la difusión de las tradiciones dándolas a conocer en el plano nacional e internacional , por lo que hoy , en honor a su memoria, se espera siga conservándose para gusto de quienes visitan la región de la Vainilla en esa época.
Pero ¿quién era el Mtro. Carlos Juan Islas Ricaño?
A Carlos Juan, lo vio nacer Papantla un 15 de mayo de 1935. Hizo sus estudios básicos en su tierra natal y, dado que en Papantla aún no se impartía el nivel de bachillerato se fue a cursarlo a la ciudad de Xalapa, Veracruz, ciudad que amó y disfrutó profundamente y que consideraba su tierra adoptiva. Ya en la capital, continuó preparándose y se tituló como Licenciado en Derecho en la Universidad Veracruzana (UV). Posteriormente, laboró como catedrático en el Colegio Preparatorio de Xalapa. Desde entonces también se vinculó a las actividades de difusión cultural y el arte dentro de la UV. Trabajó por un período en la ciudad de México en el Departamento del Distrito Federal y en la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES) y al volver a Xalapa es nombrado Jefe del Área de Artes, posteriormente Jefe del Área Editorial y Oficial Mayor de su Alma Mater. Carlos Juan, formó una linda familia con Zaida Ortiz (epd) con quien procreó dos hijos: Carlos Juan y Romina, misma que fue el motivo y razón principal de su vida.
Carlos Juan Islas Ricaño tuvo como vocación desde muy joven, la escritura y sus creaciones fueron difundidas en medios culturales tales como: El Buscapies (de la que fue director). El Caracol Marino, La Palabra y el Hombre, Nóema, Estela Cultural, Situaciones, Punto y Aparte, La Tarántula, y en la revista antológica El Cuento, de la Ciudad de México. Fue autor de poesías, libretos, cuentos y leyendas maravillosas.
Pero una gran virtud que tuvo Carlos Juan -y que conservó hasta los últimos días de su vida y que habrá de reconocérsele, como a pocos-, fue su genialidad humorística, esa que nos hacía reír con el chiste fino, con la virtud de narrar una historia o una anécdota con gracia, cuando evocaba recuerdos que se asociaban al acontecer de Xalapa, Papantla o de otros sitios y personajes con los que él convivió.
Dentro del género de la poesía su obra fue recopilada en ediciones, tales como: La Poesía Veracruzana (1984), en Antología de los Juegos Florales de Papantla (1958-88). Igualmente, en Tres Cuentos (1960), en Anuario del Cuento Mexicano (1962) (INBA) y el volumen colectivo Crónicas de una X(J)alapa denunciada. Algunos de sus principales poemas son: Perfil de un corazón ausente y otros poemas sueltos (1957); Una espina de sal (1959; Palabras reunidas por tu ausencia (1962); Amor y desamor solo un instante (1982). En prosa: Isidoro Istacu (1962); Cuentos para ser contados (1985). Entre muchos otros, con los que sera recordado, hoy y siempre.
Por eso hoy que se nos ha adelantado, se queda en la memoria su imagen de excelente esposo, padre de familia y gran amigo, -amable y respetuoso-, que nos hizo disfrutar de su obra, de su ingenio, buen humor, gracia y simpatía. Gesto que siempre agradeceremos.
Carlos Juan Islas Ricaño, el académico, el funcionario universitario, el escritor talentoso, pero sobre todo el hombre creativo, el poeta que amó profundamente a su tierra y que hoy pasa a ocupar un lugar preponderante en el Libro de Oro de las grandes personalidades del Totonacapan, como Serafín Olarte, José de Jesús Núñez y Domínguez, Manuel Maples Arce, María Gutiérrez, Concepción Fuentes, María de la Luz Lafarga Urrutia ( Lazara Meldiú),Teodoro Cano, que pusieron muy en alto el nombre de Veracruz y Mexico frente al mundo.
Amigo. Siempre estarás presente en nuestra mente y en nuestro corazón.