Jorge Alcázar Blanco fue un amigo muy simpático. Le gustaba mucho contarnos sus anécdotas. Una de ellas es que siendo gordito y amigo de Sergio Benítez Obeso, platicaba que al llegar a su casa, su también ya finada esposa Esther Pizá que normalmente estaba al fondo le gritaba: «Ya venites obeso».. Otra es que hace algunos años se hospedó en un hotel de la CDMX con Carlos Hernández Morales, porque fuimos a un evento del INCOPSE, pero en el transcurso del día compró dos bolas de boliche, y en la noche las quiso probar en la pared de su cuarto, con el agravante de que las paredes eran de tabla roca e hicieron un hoyo pasándose al cuarto de junto. Descanse en paz el querido matrimonio.