«A diferencia del Che Guevara, que tomó una moto y recorrió Latinoamérica hasta llegar a México, Roberto Bolaño hizo ese mismo recorrido caminando y tomando buses baratos. A diferencia del Che que iba al café La Habana de la Ciudad de México, y se sentaba junto a Fidel Castro, para armar la Revolución Cubana, Bolaño se sentaba en ese café con sus colegas poetas para armar la revolución infrarrealista y tomar por asalto el campo cultural de la ciudad. Hoy, en el café de La Habana hay una placa de bronce que homenajea a sus clientes ilustres: Octavio Paz, García Márquez, Fidel Castro, el Che Guevara y Roberto Bolaño. Lo escribe sobre el autor de «Los Detectives Salvajes», en la revista «Proceso», Juan Pablo Meneses. Foto de Editorial Anagrama.