No es el primer sexenio en que observo esto,  sé que forma parte de la condición humana. En el actual, que inició en diciembre en Veracruz, veo a amigos que en el pasado han sido personas muy atentas, hasta cariñosas en el trato con los demás, y que ahora en que por primera ocasión tienen un cargo público, se sienten como «iluminados». Su forma de ser ya dejó de ser tan atenta, se sienten muy importantes, Yo, en lo particular, los veo muy cambiados y no para bien. Se les desea mucho éxito en su responsabilidad, pero que no se les olvide que en muchas ocasiones los cargos públicos son pasajeros, y volverán a su condición anterior, donde eran muy apreciados, y no por un cargo sino por su trato y profesionalismo. Recuerden lo que decía John Ruskin: «estoy convencido de que la primera  prueba de un gran hombre es la humildad». Foto de Wikipedia».