«El lunes 6 de marzo de 1931, antes de la misa de la siete de la mañana, hizo explosión una bomba de dinamita en la Catedral de Xalapa. Nunca se esclareció este censurable acontecimiento ante la indignación generalizada de los creyentes católicos. Algunos grupos anticlericales señalaron que fue la propia iglesia. En aquella época existía conflicto de intereses entre el Estado y la iglesia. El gobernador Adalberto Tejeda sufrió un atentado de manos de un joven a las afueras del Palacio de Gobierno, como consecuencia clara del descontento popular, pero fue defendido por el mandatario con su propia pistola, disparándole al agresor». Lo escribe Rubén Pabello Rojas en su libro «Tiempo de mis memorias». Editorial Las Animas 2014. Foto de Revista Praxis.