El arte de nuestras raíces
Por: Zaira Rosas
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En medio de Cuautlancingo, Puebla, se esconde un lugar único para deleitar todos los sentidos, su nombre es Macuitl Molino, un restaurante creado por el Chef Gustavo Macuitl y Leticia Paleta en 2020, desde entonces este espacio ha sido punto de encuentro para quienes disfrutan profundamente de la buena comida y sobre todo de sabores originales que provienen del contacto directo con la naturaleza.
El espacio está rodeado de áreas verdes, la decoración hace alusión al maíz que es uno de sus ingredientes principales en cada platillo. La comida que se prepara en el lugar es tradicional de México, principalmente del sur del país, hay quienes han pensado que se centra en Oaxaca pues en el menú hay tlayudas, chapulines y el quesillo es fundamental en algunas de sus preparaciones como las quesadillas, todo elaborado al momento y de manera orgánica.
Sin embargo, la realidad es que el lugar adquiere sus sabores desde la región de volcanes cerca de Puebla, donde el Chef Gustavo creció entre los cultivos que ahora cuida en conjunto con su familia para dar vida a una variedad de obras de arte que pueden degustarse en diversas presentaciones. En Macuitl Molino hay opciones para todos los gustos, encontraremos platillos con proteína animal pero también hay algunas opciones vegetarianas, de igual forma en cada propuesta además de sabores únicos veremos colores para deleitar también la pupila.
Como mencioné antes, este lugar es para disfrutarse con todos los sentidos, el más evidente es el gusto que se expande con cada bocado, pero también está presente el tacto en la diversidad de texturas, el olfato además de invitarte a adentrarte en la cocina del lugar nos conecta con costumbres ancestrales pues en momentos se percibe el humo de lo tradicional y el incienso.
En cuanto a lo visual además de los colores de los platillos podemos disfrutar de la decoración del espacio y sus áreas verdes que nos acercan a lo natural de cada uno de sus productos. Al revisar el menú encontraremos originalidad desde sus bebidas donde los preparados van mezclados con plantas típicas y los vasos decorados con escarcha de Totomoxtle o flores comestibles.
El arte de la gastronomía no ha pasado desapercibido para otras personas que se adentran en Cuatlancingo desde otras regiones o incluso países, en mi visita fue inevitable preguntar al comensal de junto, proveniente de otro país cuál era el platillo que degustaba pues además de ver el colorido en su plato era notorio el disfrute de su sabor, de inmediato me recomendó ordenar el mancha manteles pues la suavidad de la carne y la mezcla con la salsa de un mole dulce era inigualable.
Lo mismo han opinado influencers de la gastronomía y a lo largo de sus 5 años el lugar ha obtenido distintos reconocimientos por su fusión de sabores, no me extrañaría que próximamente escuchemos el nombre del lugar a la altura de otros grandes espacios pues sin duda desde mi experiencia cada bocado fue una expansión de cada sentido.
Considero que estos son los lugares que debemos compartir y difundir pues además de honrar nuestras tradiciones completan círculos familiares como me compartió el mismo Gustavo, pues así aprovecha al máximo y de manera justa el trabajo agrícola que se realizaba desde tiempo atrás en su familia y resalta el amor por la cocina típica que heredó de su madre, solo que ahora no se queda únicamente en las mayordomías, sino que lo comparte al mundo para que más personas disfruten de la diversidad gastronómica de México.
Macuitl Molino es un ejemplo de creatividad, pero también pasión pues aún después de 5 años en servicio y con buenas recomendaciones, Gustavo y cada una de las personas que colaboran en el lugar son sumamente amables, procuran que la experiencia de cada comensal sea una invitación a volver pues algunas de sus propuestas cambian conforme la naturaleza nos ofrece nuevos ingredientes según la temporada. Así si un día se encuentran por este espacio buscando donde comer, no duden en visitarlo.