El ex-Secretario de Educación, Juan Maldonado Pereda, siempre tenía el cuidado de que se le diera el mejor trato a la damas dentro de la actividad política o en la vida cotidiana. Si él asistía a un evento o a una comida con dirigentes sindicales o con funcionarios, siempre estaba pendiente de que a una dama no se le ubicara en un presídium o en una mesa de restaurante, en alguna esquina. «A la mujer hay que cuidarla, hay que arroparla», decía frecuentemente, y en su caso, ordenaba que se corrigiera la desatención.