Los manipuladores
Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
No siempre levantan la voz. No siempre gritan, ni amenazan abiertamente. A menudo, sonríen, halagan, aparentan dulzura, comprensión o incluso debilidad. Pero tras esa máscara, los manipuladores construyen redes finas, casi imperceptibles, con las que logran controlar, confundir y, sobre todo, desgastar emocionalmente a quienes les rodean.
En 2025, donde las relaciones humanas están marcadas por lo digital, lo efímero y lo políticamente correcto, los manipuladores encuentran terreno fértil para operar sin ser detectados. Están en la familia, en la pareja, en el entorno laboral e incluso en espacios de poder político y educativo. A diferencia del agresor evidente, el manipulador no necesita fuerza bruta: necesita que dudes de ti, que le entregues voluntariamente las llaves de tu voluntad.
¿Cómo actúan los manipuladores?
- Distorsionan la realidad:
Una de sus herramientas favoritas es elgaslighting—hacerte creer que exageras, que estás mal, que tu memoria falla o que tu percepción es errónea. Poco a poco, te hacen dudar de tus pensamientos, tus emociones y tus decisiones. - Se victimizan para desarmarte:
Cuando se sienten descubiertos, cambian el rol. Lloran, se dicen incomprendidos, te acusan de ser insensible. De pronto, pasas de ser víctima a verdugo, y ellos logran que tú les pidas perdón. - Aislan con sutileza:
No te prohíben ver a tus amigos o familiares, pero los desacreditan. Te siembran dudas, te dicen que no te entienden, que no te valoran como ellos sí lo hacen. Y sin darte cuenta, te encuentras sola(o), dependiendo emocionalmente de ellos. - Dosifican afecto y aprobación:
Un día te llenan de amor y atención, y al siguiente te ignoran o te critican. Esa montaña rusa emocional genera una adicción al refuerzo positivo: haces lo que sea con tal de volver a sentir su validación. - Culpabilizan para controlar:
Todo lo malo es tu culpa. Si se enojan, es porque “los provocaste”. Si se alejan, es porque “no les diste lo que necesitaban”. La culpa es el anzuelo más eficaz del manipulador.
Los manipuladores erosionan la autoestima, destruyen la confianza en uno mismo, y generan dependencia emocional. Sus víctimas pueden desarrollar ansiedad, depresión, aislamiento social e incluso trastornos psicosomáticos. El mayor daño no siempre es lo que hacen, sino lo que logran que tú dejes de ser.
¿Cómo enfrentarlos?
- Nombrar lo que sucede.Reconocer que estás siendo manipulado es el primer paso. Si algo te hace sentir constantemente confundido, culpable o agotado, detente y analiza.
- Poner límites sin culpa.No necesitas justificar tu necesidad de espacio, claridad o respeto. Decir “no” es un derecho, no una ofensa.
- Buscar redes de apoyo.Habla con alguien externo: un amigo, terapeuta o mentor que te ayude a recuperar perspectiva.
- No entres al juego.El manipulador se alimenta de tu reacción emocional. Mantener la calma, responder con lógica y no entrar en confrontaciones emocionales puede ser más efectivo que mil argumentos.
- Corta el vínculo si es necesario.A veces, la única salida saludable es alejarse, aunque duela. Elegir tu paz mental sobre una relación tóxica no es egoísmo: es supervivencia emocional.
Los manipuladores existen porque encuentran quién les crea, quién les teme, quién les justifica. Pero también porque en una sociedad que romantiza el sacrificio y la entrega incondicional, cuestionar el afecto que lastima aún se ve como traición.
Recordemos que no hay mayor acto de amor propio que desenredarse de quien te aprieta con hilos disfrazados de cariño. Porque al final del día, “quien controla tus emociones, controla tu vida; y nadie merece vivir en manos ajenas.”
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