Caray, confieso que esta medalla de plata me agarró totalmente desprevenido, no me la esperaba. Ya me había hecho a la idea que la delegación mexicana se iba a regresar de Brasil con el honroso bronce del gran Misael Rodríguez, pero no, ayer cuando ya me disponía a degustar mis sagrados alimentos que me voy topando con la inesperadísima medalla de plata de nuestra compatriota, es que ¡chingao, no me la esperaba! Y de inmediato que me doy a la tarea de investigar quién es esta nueva heroína nacional –hasta hice a un lado mis tortillitas echadas a mano y mis frijolitos negros con epazote-, y que me meto a mi portal de deportes favorito y ahí les van algunas cosas de esta Lupita que ya hasta siento como que la amo –para seguir en acorde con el calificativo de amoroso que nos endilgaron por ahí-, tome nota porque, para empezar, estamos hablando de una miembro destacada de nuestra Marina Nacional: 1.- Es chilanga a mucha honra, nació el 9 de enero de 1989; 2.-También le hizo al boxeo y a los 400 metros planos; 3.- Dejó esta última prueba porque se lastimó la rodilla y entonces los médicos le dijeron que ya no podría volver a hacer deporte; 4.- Juan Hernández, su entrenador, la impulsó a introducirse en la caminata –bendito Juan Hernández-; 5.- En algún momento declaró en una entrevista que antes de sumergirse en esta disciplina, la aborrecía, ya que no le gustaba “eso de estar ahí, meneando la cadera”; 6.- Lupita admite que necesita mejorar su técnica de braceo; 7.- Su primera prueba de 20 kilómetros fue el 21 de abril de 2013, en Boca del Río, Veracruz, durante el Campeonato Nacional de Atletismo; 8.- Ya había ganado la medalla de Plata en la Copa del Mundo de Roma en mayo de 2016, donde además implantó un nuevo récord para el continente al registrar un tiempo de 1:26.17 y, 9.- Queda en el recuerdo de mucha gente que al coronarse en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, Lupita se desmayó, esta justa le dio el boleto a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Lo escribe el sorprendido Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.

Ha sido probablemente la gloria deportiva más efímera y vergonzosa de todos los tiempos en la historia de los Juegos Olímpicos de la era moderna. La historia se escribió en Seúl 1988, en la final más esperada por muchos, ¡millones!, en todo el orbe, que siguen –seguimos- expectantes la prueba reina del atletismo, la carrera de los 100 metros, que dura poco más de los 9 segundos, y que cada cuatro años nos mantiene al filo de la butaca porque quienes compiten y llegan a la gran final, son unas verdaderas gacelas humanas, pura fibra, músculo y adrenalina. En 1988, en Seúl, la final la dominó de calle un canadiense –cero que de origen jamaicano- con un impresionante tiempo de 9.79 segundos, en donde todavía, al llegar a la meta se dio el lujo de voltear hacia atrás para ver en dónde venía el resto de los competidores, el norteamericano Carl Lewis en primer lugar y que cruzó la meta en segundo sitio adjudicándose la medalla de plata hasta ese momento. 48 horas después, el COI notificaría a Charlie Francis, el entrenador del canadiense, el hasta entonces conocido con el presuntuoso mote de ‘El hijo del viento’, el positivo de Johnson por estanozolol, un esteroide que estimula el apetito y eleva el índice de masa corporal. Penosamente Ben Johnson, el impresionante atleta de 1.78 metros de puro músculo, era descalificado y sometido a la ruina y a la burla mundial, y Carl Lewis, el estadounidense, proclamándose campeón olímpico de los 100 metros por segunda vez consecutiva, aunque en esta vez por obra y gracia de los laboratorios antidopaje del Comité Olímpico Internacional. A raíz de esta escandalosa trampa, Ben Johnson también perdió el oro del mundial de atletismo de Roma 87. Fue la primera gran mentira del deporte, después vendría otra de mayor magnitud, la del ciclista Lance Armstrong, sin parangón hasta este momento en la historia del deporte mundial. Lo escribe Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.

  Este clavadista estadounidense, fue la estrella del equipo de clavados de los EUA en cuando menos dos olimpiadas consecutivas, pero bien lo pudo haber sido en cuatro. Como muchos norteamericanos, su origen era diverso, Louganis tiene sangre samoana y sueca, pero sus apellidos se los debe a sus padres adoptivos de origen lituano-griego. Este hombre comenzó su participación en Juegos Olímpicos en Montreal 1976, en donde obtuvo la medalla de plata en la prueba de plataforma de 10 metros, el oro lo ganó en aquella ocasión el impresionante clavadista italiano Klaus Dibiasi, que era un fenómeno en ambas pruebas (plataforma y trampolín). Louganis se perdió la Olimpiada de Moscú 1980, por el boicot que los Estados Unidos bajo la presidencia de James Carter impuso a la todavía URSS, pero regresó en Los Ángeles 1984 para convertirse en el rey de los clavados, ganando el oro en ambas pruebas acuáticas y, posteriormente, cuatro años más tarde, refrendar su dominio absoluto en Seúl 1988, en donde repitió la hazaña conseguida cuatro años antes. Louganis, además de su maestría para ejecutar los clavados, el mundo lo recuerda por asumir públicamente su homosexualidad, aparte de revelar ser seropositivo, revelación que causó mucho revuelo porque en las eliminatorias de trampolín de 3 metros, sufrió un accidente al golpear su cabeza con la tabla de saltar y provocarle una intensa hemorragia que se diseminó en el agua de la fosa de clavados, siendo para ese entonces portador de VIH. Ha sido tan controversial su vida privada y como clavadista, que hasta una película y numerosas publicaciones se han hecho para narrar algunos de los pasajes más escandalosos de su vida –Louganis fue abusado sexualmente-. Actualmente Louganis está casado y se mantiene totalmente al margen de cualquier actividad deportiva. Louganis es considerado el mejor clavadista de la historia olímpica. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo este portal.  

  Dice en su Twitter Luis García Postigo, sí, el ex futbolista de la UNAM, América y de los ‘colchoneros’, en algo que suena a un grito jubiloso e hilarante: “¡Hazme 1,567,789,657,546,789,546,654,333,098 hijos Misael Rodríguez. Neta te amo más que a mi japonesa @RoskaPerez! (su actual esposa, no hay que olvidar que la anterior fue ‘la reina del sur’ o sea Kate del Castillo)”, y se refiere por supuesto a nuestro boxeador olímpico de peso medio, Misael Rodríguez, que ya es tendencia en las redes sociales, quien ya aseguró cuando menos la medalla de bronce en Río 2016 al vencer ayer a su retador egipcio, y sí, no llego a tanto como García Postigo para pedirle al gran Misael que me haga esa cifra indecible e indescifrable de hijos, pero confieso que yo también amo a este púgil mexicano y me siento profundamente orgulloso de él, un auténtico héroe deportivo al que de seguro también aman a partir de ayer más de 120 millones de mexicanos que teníamos cifrada en sus puños la gloria olímpica y deportiva de todo un país. Qué pena paisano, pero con tu triunfo –que, no te vayas a enojar con nosotros por ser tan exigentes, esperamos que cuando menos conviertas en la de plata-, redimiste en algo a este México grande tan deseoso de triunfos deportivos como el tuyo. ¡Felicidades Misael! Lo escribe el amoroso directivo de este Portal, Marco Aurelio Gonzàlez Gama.

  Por supuesto, totalmente, sin discusión, sobre todo si nos apegamos a la máxima ‘vincelombardista’: “Ganar no es lo más importante, es lo único", en contrapartida, si nos atenemos a lo que enarbolaba el padre del olimpismo moderno, el barón Pierre de Coubertin de que “lo más importante del deporte no es ganar, sino competir” (porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo), pues deberíamos estar satisfechos con lo que ha realizado hasta el momento nuestra representación olímpica en Río de Janeiro 2016. Claro que hay que hacer gala de ecuanimidad y de un estoicismo a toda prueba cuando vemos cómo las competencias avanzan y las medallas nada más no caen, si acaso algunos cuarto, quinto o sexto lugares, pero nada importante como para estar en el podio con un decoroso bronce. Pero nadie se debería llamar a engañado, los resultados que están obteniendo nuestros atletas en Brasil es lo que en justicia se merecen, tristemente esa es nuestra realidad y no podemos aspirar a más. No tenemos un sistema deportivo, no tenemos estructura institucional (sí infraestructura), nuestro deporte no está orgánicamente imbricado con el sistema educativo y, por si fuera poco, no tenemos un método para detectar talentos como antes se hacía, por ejemplo, en el béisbol profesional tanto de México y de los Estados Unidos, que se nutría del ‘scouteo’ (buscadores) que hacían en las ligas amateurs, así descubrieron al ‘Toro’ Valenzuela, así descubrieron a Celerino Sánchez y de ese béisbol llanero salieron Ramón Arano y sus hermanos, el ‘zurdo’ Ortíz y, en fin, muchas estrellas de nuestro béisbol. Mención aparte merece Alfredo Castillo, el mal mandamás de la CONADE, ese señor en donde quiera que lo han puesto ha armado lío. Sin duda el ex procurador mexiquense es parte del problema y nunca fue la solución, pero el amoroso Castillo merece un Carrusel aparte. Lo escribe Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.

  Ni duda cabe que los Juegos Olímpicos, por donde se les quiera ver, son un banquete deportivo que todo buen aficionado no debería perderse. Claro que no puede uno estar a expensas de los horarios programados, pero siempre hay repeticiones, competencias diferidas y, también, los programas especiales en los que se comentan los principales eventos, sobre todo hay que estar pendientes de aquellas disciplinas en las que participan nuestros compatriotas. ¿Pero qué más de atractivo tienen estas olimpiadas que nos obligan a estar atentos de ellas?, bueno pues que hay una muy buena constelación de estrellas deportivas de élite mundial que nada más por verlas compitiendo en esta justa, los juegos ya valieron la pena, ahí le va mi lista, a ver si comparte mi criterio: 1. Usain Bolt, el jamaicano espera repetir lo realizado en Londres, en donde ganó metal dorado por 100, 200 y 4 x 100; 2. Michael Phelps, el multimedallista estadounidense de la natación, con nada más 22 preseas: 10 de oro, 2 de plata y 2 de bronce; 3. Novak Djokovic, el tenista serbio, para mí ya uno de los más grandes en la historia del deporte blanco, seguramente lo veremos en singles, dobles masculinos y dobles mixtos, en donde buscará 3 de oro; 4. Rafael Nadal, el español especialista en superficie de arcilla, también ya uno de los mejores de la historia del Tenis y el mejor español de todos los tiempos. Igual que Djokovic, estará buscando 3 oros; 5. Serena Williams, la estadounidense que va camino a convertirse en la mejor de todos los tiempos del Tenis femenil. Ya ganó en Londres oro individual y en parejas junto con su hermana Venus, va por repetir la hazaña; 6. El equipo de basquetbol de los EUA, que no es el Dream Team, pero trae dos estrellas que por sí solas son un espectáculo: Kevin Durant y Carmelo Anthony, van por el oro; 7. Kohei Uchimura, el nipón parece imbatible en gimnasia olímpica, ganó todo en Londres y en campeonatos mundiales es el rey; Y en 8, 9 y 10 pondría a tres mexicanos que hay que seguir con mucha atención: María del Rosario Espinoza en taekwondo, Paola Espinosa y Rommel Pacheco en clavados, y la selección de fútbol, que defiende el oro logrado en Londres. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.  

  De chamaco este plusmarquista le dio muchos problemas a su madre, una mujer que llevaba su casa sola –el papá de Phelps los abandonó siendo el tritón un niño-, directora de una secundaria pública en Baltimore, con tres hijos a los que había que sacar adelante: dos mujeres y un varón. Phelps presentaba síntomas típicos de hiperactividad y del déficit de atención, fue entonces cuando su hermana mayor, aficionada a la natación, incubó en su hermano menor el gusto por la piscina. Con el tiempo, este niño al cual fácilmente se le pudo augurar un futuro delincuencial, se convirtió en el más grande nadador olímpico de todos los tiempos, con 22 medallas logradas hasta el momento en tres justas olímpicas: Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012, de las cuales 18 han sido de oro, 2 de plata y 2 de bronce, pero por si esto fuera poco, es el máximo ganador de preseas doradas en una olimpiada con 8 obtenidas en la ciudad china, superando la marca de otro inmortal, su compatriota Mark Spitz. Es tal el asombro deportivo por sus hazañas deportivas, que el de Baltimore ha sido objeto de los más amplios estudios médicos, trataré de reseñarlos de manera breve: Padece un poco común trastorno genético llamado ‘síndrome de Marfan’, que tiene la particularidad de presentarse en 1 de cada 50 mil humanos en el mundo, y consiste en extremidades más largas de lo normal y mucha flexibilidad. El ‘tiburón’ de Baltimore mide 1.92 m., pero sus brazos extendidos miden 2.03 m., además su dorso es más largo y ancho para su estatura, de hecho corresponde al de una persona de 1.80 m., si se toma en cuenta el largo de las piernas Por otra parte sus pies miden 12, que en la práctica son como unos remos naturales, todo esto sin considerar su capacidad pulmonar que también es mayor. El ‘síndrome de ‘Marfan’ también lo padecieron otras celebridades como el pintor greco-hispano ‘El Greco’, cuya singularidad física la plasmó en sus figuras humanas, y el compositor Nicolás Paganini. Finalmente, una disculpa por un dato mal consignado, cuando mencioné los 222.5 logrados levantados por Soraya Jiménez para la medalla de oro, este peso fue el acumulado en sus dos pruebas: 95 en arranque y 127.5 en envión. Servidos y una disculpa por el gazapo, que aquí también hay. Lo escribe Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.  

  Fue en la Olimpiada de Sídney, Australia en el 2000 cuando la mexiquense Soraya Jiménez Mendívil escribió su nombre con letras de oro entre los más grandes deportistas que ha dado este país. Fue una medalla inesperada, aún recuerdo cuando estaban transmitiendo la prueba y Soraya logró levantar 225.5 kilogramos, fue un 18 de septiembre, unos segundos sosteniendo la barra con más de 112.5 kilos de cada lado, con el máximo esfuerzo reflejado en el rostro, tambaleándose pero manteniendo a pie firme, instantes inolvidables que ni los propios cronistas que estaban narrando el momento lo creían aunque sus ojos lo estuvieran viendo. Después, la fama, hasta cierto punto el dinero, lesiones, cirugías en una rodilla lastimada, 14 para ser exactos, extirpación de un pulmón por problemas derivados de una influenza, probablemente mal tratada, contraída durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en el 2007, con secuelas que fueron minando su salud y, después, el colapso total, un infarto fulminante la sorprendió un 28 de marzo de 2013 que dio fin a su breve pero productiva existencia en el ámbito deportivo, aunque no necesariamente ocurrió lo mismo en el plano personal. Su vida estuvo plagada de éxitos en el terreno de la halterofilia, pero no estuvo exenta de polémicas, por ahí hubo sospechas nunca comprobadas plenamente de dopaje, y por ahí también fue cachada falsificando documentos oficiales universitarios. Da pena, insisto, que atletas como Soraya no tengan un recinto en donde esté preservada para el fin de los tiempos su memoria y su legado deportivo. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.  

  No hay nada como prepararse alguna bebida con un cierto grado de alcohol para disfrutar un buen domingo en familia. Sobre todo en estos días de bastantito calor, en donde una buena bebida, en la intimidad del hogar, viendo la programación televisiva, sobre todo la de deportes que está muy interesante previo a la celebración de las olimpiadas -5 días más y empieza el gran banquete deportivo-, leyendo algún buen libro, revista, periódico o visitando su portal favorito que, no por nada, espero que sea Crónica del Poder, la cosa es que hay una gran variedad de bebidas que usted mismo puede preparar en su casa, ahí les van algunos que con frecuencia preparo en mi casa que también es la casa de todos ustedes: empecemos con los más fáciles, por ejemplo el ‘calimocho’, que lo único que necesita es un vino tinto de regular calidad, refresco de cola –la Zero es muy conveniente y además no contiene azúcar- y unos dos cubos de hielo. El siguiente, recomendación de Laureano Martínez Sánchez, de hecho en su negocio fue la primera vez que la probé, me refiero a la ‘Clarita’, que es una cerveza clara bien fría mezclada con refresco de limón, preferentemente el que lleva agua mineral, sin hielo, simplemente las dos cosas bien frías. La tercera, ‘tinto de verano’, muy de moda, digamos que muy chic, que nada más lleva un tinto de regular calidad –busque usted uno español que se llama Don Simón, que vale alrededor de 30 pesos- mezclado en proporciones iguales con gaseosa de limón –puede ser tipo Sprite, pero yo prefiero el que lleva una porción de jugo y agua mineral-, y sugiero agregarle una rodaja de naranja con cáscara, y hay quien le agrega una copita de vermouth. La cuarta opción es una sangría, que se hace con limonada mineralizada y una medida de tinto, esta bebida sí lleva hielo. La quinta, el rey, el Bloody Mary. Lo prefiero con tequila blanco, y ya sabe, póngale jugo de limón, pimienta, sazonador, bastante picante, Tabasco o Valentina y antes escarche el vaso, recomiendo hacerlo con chile en polvo Catarinos y al final agréguele sal de apio, bastante para que sepa, y sírvalo con dos o tres de hielo. El sexto, clericot, que lo puede hacer tinto blanco, azúcar y bastante fruta picada –manzana, melón, durazno y pera en almíbar-, con mucho hielo, preferentemente troceado. El siguiente, la chelada y la michelada, que ya sabe usted lo que llevan, o que en lo particular recomiendo es que las hagan con cerveza oscura. Finalmente están la ‘paloma’, un buen vermouth, Campari o Dubonnet en las rocas, y finalmente el ‘margarita’, que no es mi preferido pero que se ha convertido en una bebida muy demandada en los Estados Unidos, de la cual hablaremos después. Bon Appètit. Lo escribe Marco Aurelio González gama, directivo de este Portal.  

En mi infancia escuché hablar y leí mucho de él, su nombre resonaba con orgullo en las mesas del comedor familiar de mi casa, mi padre sentía una profunda admiración por este hombre, que a mediados del siglo pasado era el más importante clavadista del mundo, un dominador de las pruebas de plataforma de 10 metros y del trampolín de 3, y me estoy refiriendo concretamente a Joaquín Capilla Pérez, el mexicano que más medallas le ha dado a nuestro país en las diferentes justas deportivas mundiales en las que participó: nueve medallas de oro, una de plata y dos de bronce (12 en total), en tres Juegos Olímpicos (Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956), dos Panamericanos (Buenos Aires 1951 y México 1955) y dos Centroamericanos (Guatemala 1950 y México 1954). Joaquín Capilla fue un héroe nacional, ha sido el mexicano que más medallas ha ganado en tres Olimpiadas consecutivas, si en los de Río de Janeiro la sinaloense María del Rosario Espinoza gana una medalla, cualquiera que sea, compartirá ese honor junto a Capilla. La taekwondoin nacida en Guasave ya ganó oro en Beijing 2008 y bronce en Londres 2012, falta Río 2016, espero se cumpla el pronóstico y Charo se traiga aunque sea una de plata. Así pues, lamentablemente Joaquín Capilla murió si no en la pobreza absoluta, sí en unas condiciones paupérrimas en lo económico, no se merecía ese final un hombre de su estatura que tantas satisfacciones le dio a nuestro país, si en México hubiera un salón de la fama para consagrar el legado deportivo como el que nos legó Capilla, seguramente su nombre ocuparía un lugar de privilegio entre nuestros grandes héroes de todos los tiempos. ¡Viva Joaquín Capilla, un héroe deportivo indiscutible de México! Lo comenta Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.