¿Qué sabe usted, amable lector, de los alcances y limitaciones de las reformas en materia de energía?, ¿Ha leído toda la documentación o sólo lo que los medios informativos difunden? Las preguntas las hago porque, confieso mi ignorancia, yo no he podido meterme de lleno en toda esa escritura legal aprobada por el Congreso de la Unión y recientemente publicada en el Diario Oficial de la Federación.
No sé, pero varias de mis amistades, de diferentes filiaciones y preferencias políticas, se apasionan en la discusión. Mientras unas dicen que terminaremos de siervos de los gringos, otras mencionan la necesidad de generar empleos y hablan de las bondades de las aperturas comerciales. Una servidora escucha. A veces hago una pregunta, quizá ingenua, quizá tonta, y ellas voltean a verme con cara de “no entiendes nada”. Es posible, y les doy la razón. ¿Qué puede saber una mujer mayor, próxima a jubilarse, quien piensa que el respeto, la educación y la cultura son las bases que debemos fincar para el desarrollo y crecimiento?
Pero así como yo puede haber millones de personas en este país que desconozcan los alcances de la mentada Reforma Energética. De hecho, escuchando a mis amigas –un par de ellas militantes de partidos políticos a quienes envidio su garra para defender sus posiciones–, no supieron responderme por qué sus dirigencias nacionales pactaron desde el inicio de este gobierno federal las reformas. Es decir, ellas y muchos militantes y electores dieron su voto a los partidos y sus representantes para reformar lo que se deba reformar. ¿Entonces, cambiaron de opinión?
Pero más allá de cuestiones y posiciones políticas, lo medular de todo este asunto es ver lo escrito en la realidad. Si en verdad tendremos empleos, si serán de mano de obra calificada y permanentes (con todas sus reservas), si las empresas nuevas pagarán sus impuestos, etcétera. Nos hemos quejado en todos los tonos sobre la migración. He dicho que la gente deja su tierra y su familia por necesidad, no por gusto. Curioso, buscan empleo en el país que dicen ha comprado al nuestro.
El diputado local Tonatiuh Pola Estrada dice que “la llegada de empresas a la entidad y la apertura de importantes vías de comunicación, resultado de la Reforma Energética, detonará la economía de Veracruz, que por su ubicación estratégica y riqueza en petróleo, energía eléctrica, nucleoeléctrica y geotérmica, es clave en el desarrollo del país (…) beneficiará enormemente a la entidad. Muchas compañías esperaban la aprobación de las leyes secundarias de la Reforma Energética”.
Claro, Usted me podrá decir que del dicho al hecho hay mucho trecho. Tiene razón. Pero ¿podíamos seguir con el estado de cosas que prevalece, con familias desunidas por la migración, o viviendo permanentemente en las casas de empeño? No sabemos qué nos depara el futuro, pero tampoco podemos seguir anclados en las nostalgias y tiempos mejores del pasado. Debemos afrontar las situaciones y dejar de culparnos. Cierto, ni usted ni yo somos responsables directos, ¿pero por eso nos quedaremos cruzados de brazos? Espero sinceramente que no.
Gracias por su tiempo. Le deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.