Hace una semana escribí en este espacio sobre el Primer Encuentro Nacional de Legisladoras de Comisiones de Equidad y Género, que se desarrolló en Boca del Río del martes al jueves pasados. El sólo hecho de reunirse diputadas del todo el país para hablar sobre temas que nos atañen, reflexionar e instrumentar propuestas y acuerdos, es por sí trascendente. Pero resultó mejor de lo que esperaba, porque se logró establecer el Pacto Nacional Para Armonizar las Leyes de Equidad de Género en todas las entidades del país.

Desde la inauguración del evento, por el Secretario de Gobernación, se vislumbraron buenas nuevas. Miguel Ángel Osorio Chong lo dijo claro: “La igualdad y el respeto de los derechos de las mujeres no se decretan; se construyen entre todas y todos”. Verdad compartida.

Ahora lo que pedimos nosotras –el trabajo que se realizará mediante la instrumentación de los acuerdos del Pacto Nacional– es que en la búsqueda y construcción de esa igualdad se eliminen los obstáculos que muchas veces la misma ley nos pone. De eso se trata la armonización de las leyes de equidad entre los géneros.

Y en ese tenor lo dijeron la presidenta del Congreso Veracruzano, Anilú Ingram Vallines, y la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso de Veracruz, Mónica Robles Barajas. La primera expuso que en el estado se dará seguimiento puntual (así, con todas sus letras) al pacto Nacional. Con esto, llegamos a la antesala de implementar las adecuaciones necesarias para lograr la igualdad en derechos con nuestra contraparte masculina. Porque las obligaciones sí son equitativas.

La diputada Robles Barajas informó que se intensificarán los trabajos para conformar una Agenda Legislativa para la Igualdad y la No Discriminación de las Mujeres, de acuerdo con lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los instrumentos internacionales de derechos humanos. Así como la creación de Centros de Estudios e Investigación para el Adelanto de las Mujeres y la Igualdad de Género en los Congresos.

Por supuesto que la reunión no fue un aquelarre, como muchos compañeros de trabajo me dijeron, sino es el resultado de la participación cada vez más importante de las mujeres en la vida pública, productiva, académica, intelectual, en las artes e investigación científica. Vale la pena recordar lo obvio: el género es una construcción social. En este sentido, debemos hacer notar que no somos lo que muchos creen, pero tampoco lo que se imaginan.

Sea como sea, este primer encuentro nacional es un éxito. Una lección pública para nosotras y para todos. Ahora viene lo bonito, el trabajo para sacar adelante lo acordado, contrastar el discurso con la realidad y reforzar o reorientar los acuerdos. Porque la multiculturalidad que tenemos en nuestra República debe considerarse en los trabajos de campo que hagamos.

Ya esperamos el segundo encuentro, en el que se dará los informes respectivos de los avances logrados, así como los obstáculos que se encuentren para lograr esta armonización legal. Insisto, si queremos tener una democracia real debemos tener y ejercer todos nuestros derechos y cumplir todas nuestras obligaciones. Enhorabuena a las congresistas y a todas nosotras. Por hoy me despido, deseándoles un excelente inicio de semana. Nos leemos en la próxima entrega.