Actualmente la generosidad tiene una concepción muy diferente entre los involucrados, parece ser que así como existe crisis de valores, las buenas acciones; por culpa de oportunistas y ambiciosos han cambiado en su connotación, lo que es preocupante. Si bien podemos definir el concepto generosidad, y se entiende como un valor y una cualidad en las personas. No sólo hace referencia a compartir u ofrecer bienes materiales, sino que también se entiende como estar disponible y ofrecer ayuda. La generosidad en las relaciones sociales se suele apreciar bastante y se considera como un rasgo de bondad entre las personas. Como muchos valores sociales, se relaciona con la empatía y la acción de ‘ponerse en el lugar del otro. Lo anterior que debía de ser la más hermosa manifestación de voluntad del ser humano por ver a su semejante que necesita del apoyo por carencias de todo tipo, se ha pervertido. Hoy los malos políticos ha utilizado los programas sociales para “llevar agua a su molino” utilizando los beneficios que se planean para las clases sociales más necesitadas en beneficios de sus siglas y grupúsculos, de verdad es vergonzante la actitud de muchos dentro de los partidos políticos actuales y de funcionarios del gobierno de cualquier tipo, sean municipales, estatales o federales ¡La mayoría están cortados con la misma tijera! Ya que esos recursos destinados para la gente que sufre de pobreza extrema, marginación y miseria, son desviados primero para sus familiares, allegados y empleados y lo que sobra repartirlos de manera discrecional a sus afiliados y si algo sobra a los demás ¡Lo que no se vale! De igual manera organizaciones de la iniciativa privada de cualquier tipo, escudados en acciones de beneficencia, efectúan programas “generosos” para la ciudadanía, pero encubiertos tratan de defraudar el pago correspondiente de los impuestos que se han hecho acreedores, utilizando para ello la generosidad de sus clientes, usuarios y solidarios en acciones positivas, y con ello seguir acumulando ganancias ilícitas y mayor capital a costa de las mayorías. Sabiendo esto, los beneficiados se han acostumbrado a ello y siguiendo el “juego” de una generosidad fingida, actúan en consecuencia; igualmente fingen, magnifican, inventan y muestran necesidades de todo tipo, lo que hace que haya receptores de beneficios profesionales, los que ya no sólo extienden la mano, sino que ahora exigen a todos y en todos los niveles. Enterados están de que recursos hay para los pobres, en donde se darán y cuáles son los requisitos; pues la información fluye perversamente para operadores “solidarios” y este tipo de “pobre” vive por lo regular mucho mejor que cualquier funcionario. Son los primeros en todas las listas que se hacen para recibir apoyos, sean estos municipales, estatales, federales y de la iniciativa privada; han hecho de la real generosidad de los humanistas que aún persisten dentro del sistema su “modus vivendi”, dándose vida de magnates. Sus residencias que han edificado con los apoyos de los programas institucionales y privados las rentan a los integrantes de la clase media -esos que cada vez son más afectados con las referidas reformas sociales-, y juntos con tipos y tipas de su calaña prosiguen una vida ficticia en los cinturones de miseria engañando, estafando y quitándole la oportunidad a los que realmente lo necesitan. Sabiendo esto, grupos de ayuda a la población, altruistas de verdad utilizan otras estrategias de apoyo a la comunidad, detectando realmente las necesidades que se da en los cinturones de miseria, sin recurrir a los “sacrificado líderes” que son los que desvían los apoyos a quienes lo están padeciendo. Por ello los beneficios de programas oficiales como “Oportunidades” y “Cruzada Nacional contra el Hambre” así como de la iniciativa privada «Por un México sin hambre» deben de ser revisadas, analizadas y blindadas. En la siguiente colaboración hablaremos más sobre la nueva concepción de generosidad. ¡Estamos!