A Eloy Pozos, un policía bueno
«¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
César Vallejo
Como todos los días por la mañana lo salude al entrar a la Quinta de las Rosas. Estaba atendiendo a unas personas que de otros municipios habían ido a tramitar su credencial del INAPAM. Ahora sé que se llamaba Eloy Pozos, antes sólo era el señor policía. Siempre fue amable, aunque no se le veía sonreír mucho. A veces, cuando iba a dar mi taller de literatura lo veía en su caseta de vigilancia, guareciéndose del mal tiempo. Pero ese martes por la mañana hacía buen tiempo y por eso estaba en la reja de entrada, presto para ayudar a las ancianas que llegaban en auto a sus clases de yoga. Me dice la señora de la cafetería que antes del terrible suceso le ayudó con sus garrafones de agua.
Ese día a las 10:00 de la mañana, antes de ir a mi oficina pasé saludándolo; fue nuestro último saludo. A las 11:00 de la mañana un sujeto solitario asaltó un negocio de zapatillas que se encuentra en la calle de Independencia, a un lado de la Quinta. Dicen los testigos que la mujer que sufrió el asalto corrió persiguiendo al delincuente, quien tomó por la calle de 20 de noviembre. En la entrada de la Quinta estaba Eloy Pozos, vigilando. Al escuchar volteó y se encontró con la persecución. Aseguran los testigos que el delincuente no le dio oportunidad, le disparó a quemarropa; el disparo cimbró la tranquilidad de la Quinta. Algunas señoras de la tercera edad, aunque alarmadas, salieron a ver qué pasaba. Eloy Pozos estaba tirado en la banqueta, abatido. El delincuente se dio a la fuga. Una de las señoras que acude a yoga, vestida de blanco, se acercó a él y le suplicó: “No te mueras, no te mueras”.
Como en el poema de César Vallejo: “Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,/clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»/Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”.
Eloy Pozos, vigilante, policía que cuidaba la entrada en la Quinta de las Rosas, lanzó un fuerte grito de dolor y se desvaneció.
Todavía el delincuente protagonizó una fuerte balacera por el panteón de Palo Verde. La zona se paralizó. Un asaltante solitario movilizó a la policía hasta con helicópteros. Al final fue abatido por elementos de Seguridad Pública.
¿Qué está sucediendo en Xalapa? Este martes hubo disparos contra la casa del periodista Ignacio Domínguez. Los delincuentes le dejaron una cabeza de cerdo con una nota de advertencia. El fin de semana un trabajador del gas fue asesinado para robarle su dinero. Lo mismo sucedió con un joven que iba llegando a su casa en la colonia Zapata. El lunes por la noche asaltaron un Fasti en Jardines de Xalapa. Dice mi amigo Salvador Muñoz que la policía no logró atrapar a los ladrones, pero llegaron a tiempo para cenar garnachas. Mientras asimilaba la muerte de Eloy Pozos me entero que un sujeto amenazó a los padres de familia de una escuela telesecundaria, todo por la pérdida de un celular que era de uno de sus sobrinos. Advirtió: “no saben con quién se meten”. Los padres y maestros temen que el sujeto los agreda. No tienen confianza en la autoridad, por eso no acuden a la policía. ¿Qué está sucediendo en Xalapa?
ESQUELA: Vaya mi más sentido pésame para la familia de Eloy Pozos, un policía bueno que se atravesó en la carrera de un delincuente solitario. Espero que la familia y seres queridos de Eloy Pozos encuentren pronto la resignación y el consuelo que sólo Dios otorga.