Se cuenta del emperador Carlos V, que un día se le pasó a firma la sentencia de un condenado en la que se leía lo siguiente: ‘Perdón imposible, que cumpla la condena’. Parece ser que tras unos segundos de vacilación, el monarca decidió cambiar la coma de sitio, y firmó lo que finalmente quedó así: ‘Perdón, imposible que cumpla la condena’”.1
La moraleja de esta anécdota, deja claro el poder de los signos y símbolos, que producidos por la rica imaginería del ser humano nos han acompañado, algunos desde el principio de los tiempos, en la edificación de la civilización.
El escritor italiano Dino Segre Ellena a) “Pitigrilli” afirmó: “El hombre no vive, como las bestias salvajes, en un mundo de cosas meramente físicas, sino en un mundo de signos y símbolos.” Thomas Carlyle afirma: “El universo, no es sino un vasto símbolo de DIOS”
“Lingüísticamente un símbolo es una abreviatura basada en signos ajenos al alfabeto. Etimológicamente símbolo es la forma de exteriorizar un pensamiento o una idea, así como el signo o medio de expresión al que se le atribuye un significado convencional.
Aristóteles afirmaba que ‘No se piensa sin imágenes, ni símbolos’. Para Carl G. Jung ‘El símbolo es la representación perceptible de una idea socialmente aceptada. Es un término, un nombre o una imagen conocido en la vida diaria, con connotaciones específicas’”2
El ser humano es simbólico, los signos y símbolos son indivisibles, poseen un significado determinado, forman parte vinculante de la íntima naturaleza humana, son una metáfora de vida, un convencionalismo social que engloba un misterio por descifrar, un mundo por descubrir, un poder superior que trasluce en el fondo, el sentido manifiesto de la fuerza creativa del hombre cuando se vincula creativamente al universo.
Mientras los signos son concretos, pueden ser interpretados hasta por algunos animales –el perro, cuando en los pueblos quieren que se vaya, se agachan y hacen como que van a agarrar una piedra, sale corriendo– los símbolos por su continente y contenido más profundo, son interpretados sólo por el ser humano.
Con el trascurso del tiempo, el símbolo puede caer en desuso –tal es el caso de un racimo de símbolos entorno a la muerte– debido a que las nuevas generaciones extravían el referente que le da significado.
Hay símbolos religiosos, matemáticos, nacionales, éticos, morales, culturales, políticos, sociales, deportivos, artísticos; el mundo simbólico, que en sí mismo es un acercamiento a lo absoluto, nos ayuda a agilizar la percepción, a entrar en la inmediatez, para sacar respuestas rápidas.
“De la organización de signos, símbolos inconexos, surge la liberación de la lógica hacia el salto de la interpretación”3 Los signos y símbolos van más allá de un simple concepto, son la representación del pensamiento, que expresa la unión perfecta, el poder de la unidad del espíritu con la materia, la alianza creativa del hombre con el universo.
Dice mi querido y sabio maestro Dr. Marco Antonio Polo Scott “El hombre siempre comunica” y comunica con signos, señales y símbolos, con la palabra o con el cuerpo, ambos son simbólicos; recordemos que el 7% de la comunicación es lingüística, –la palabra tiene poder, la trasformación del hombre es lingüística– el 93% de nuestra comunicación es paralingüístico, porque el hombre responde más al símbolo que a la palabra.
Cuando conoces la fuerza que tras lo simbólico subyace, el poder superior que engloba, valoras más el poder de la vida, que desde los pequeños detalles hasta los grandes eventos, está plena de signos y señales.
La vida entera del hombre está llena de signos, señales y símbolos, entre los que destacan tres eventos plenos de simbolismo: el nacimiento, el matrimonio y la muerte.
Los símbolos que provienen de la ciencia, las matemáticas o de una religión, son atemporales y universales, mientras que hay otros signos y símbolos culturales como: los colores, los olores, el saludo, el beso, la vestimenta; otros más políticos, comerciales, corporales, visuales, artísticos; que son temporales o regionales, pues tienen un contenido y significado diferente de acuerdo a cada cultura.
La sonrisa es un símbolo universal indivisible de amor a la vida, –trae un estallido multicolor de alegría a tu corazón–, de un alma que ha sabido perdonar, sin guardar rencor y seguir adelante con el amor, de imaginar y crear un encuentro con lo extraordinario que el nuevo amanecer tiene para tu vida.
A propósito de sonreír, le preguntan al campesino de allá mesmo:
Oye Filósofo: cómo ves, ¿Lloverá a la noche?… ¡Mañana te digo!
1. http://www.muyinteresante.es/cultura/arte-cultura/articulo/puntos-y-comas
2. http://ejemplosde.com.mx/ejemplos-de-simbolos
3. http://es.slideshare.net/Moniiquiitha/signos-y-simbolos filosofo2006@nullprodigy.net.mx