Pobrecita la oveja Dolly, ya se murió. Su vida efímera discurrió entre 1996 y el 14 de febrero del 2003. Qué curioso, justo en el día del amor y la amistad. Los que la recuerdan sabrán que fue el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta. Qué raro ha de haber sentido sabiendo que no era única, en el supuesto que la conciencia ovejuna exista. Dolly también se llama la Tormenta Tropical que tocó tierras veracruzanas hace unos días y así como la oveja dejó algunos síntomas de molestia. No a pocos les enfadó la idea de la clonación y no a pocos les incomoda la idea de que se suspendan clases en todo el territorio veracruzano.
De lo poco que sé, es que la decisión de suspender clases no recae en una sola persona. No es algo que el Gobernador decida unilateralmente. No es algo que Adolfo Mota decida sin consultar. La decisión la toma el Consejo Estatal de Protección Civil basado en la opinión de sus expertos. Sin embargo, no se necesita ser experto para clarificar lo complicado de la dispersión del territorio veracruzano, ni se necesita ir muy atrás para recordar las Torres de Babel que se originaban cuando se suspendían las clases solo en algunos municipios. Siempre era una corredera y una desinformación impresionante. Cuando era chico escuchaba con ansias el radio y habrá otros menos obsoletos que recuerden los anuncios en medio de la Legión Infantil de Madrugadores que, como si fueran petroleros, daban el Nombramiento del Día. Las caras felices de los chiquillos en donde no había clases y la tristeza de los que no salieron en la tómbola.
Decisiones como la suspensión de clases siempre son cuestionadas. Pero como cierta vez le escuché al propio Secretario de Educación, Adolfo Mota, “es mejor estar preparados para algo y que no suceda, a que suceda algo y no estar preparados”. Este martes pasado fue un día difícil. En Xalapa presenciamos cómo un asalto a una zapatería derivó en dos muertos y en una ciudad colapsada. Pero hablando del sector educativo es importante siempre tomar todas las medidas necesarias. Era necesario detener a toda costa al presunto asaltante pues si en lugar de haberse apertrechado en el panteón, se mete a una escuela… no quiero ni pensar lo complicado de la situación. Hace un par de meses alguien tiró los restos de un tanque de gas en la alcantarilla y afectó a varios niños de una escuela primaria y un bachillerato en la Avenida Villahermosa de Xalapa. Esos episodios pudieron ser peores. Son tantos los riesgos a los que se exponen nuestros hijos que es una señal de responsabilidad el tratar de minimizarlos. Hubo lugares en los que no llovió, e incluso hubo lunares en los que brilló el sol. Pero diseccionar el Estado de Veracruz con bisturí para determinar qué escuela sí y qué escuela no tendrá clases, es una tarea propia de adivinos y no de técnicos.
Este miércoles me tocó ver qué hacía con mis hijos porque la vida laboral continúa. Dolly finalmente se puso rejega y se adentró en el país. Pero con lo errático que pueden llegar a ser los meteoros, no creo que salga tan oneroso el no llevarlos un día a clases. Mejor aprovechemos la oportunidad de convivir un rato más con ellos. Y, dando el beneficio de la duda, tengamos presente que esa decisión no la toma una persona por capricho, es la recomendación que nos pueden dar expertos en Protección Civil. En alguien hay que confiar.
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