Ya es parte de una tradición del pueblo mexicano reunirse en la plaza pública y celebrar la independencia de México; ceremonia que incluye el “grito” que representa aquel inicio de la guerra por la independencia en septiembre del 1810 y que culminó finalmente con la declaración de independencia y libertad el 27 de septiembre de 1821, once años después. De manera que ahora conmemoramos el 204 aniversario del inicio, pero de la consumación no hay festejo.
Pero tampoco hay mucha reflexión respecto a la lucha que por 11 años libraron los rebeldes del movimiento independentista; muchos de ellos que fueron encarcelados y fusilados, sin que la historia les haya hecho mayor justicia que incluirlos en el “vivan los héroes que nos dieron patria y libertad”.
La gente acude y contagiados de la euforia colectiva “grita”, aprovechando el momento para el desahogo de muchas presiones y frustraciones, semejantes a las que se vivían hace 204 años, en una época de muchos cambios en la estructura social y política derivados de las “reformas borbónicas” que representaron una serie de cambios administrativos que buscaban reabsorber todos los atributos del poder que habían sido delegados, para asumir directamente la conducción política, administrativa y económica del reino. Estos cambios trajeron una profunda crisis económica en la entonces Nueva España.
El centralismo de las decisiones, la excesiva burocracia, el aumento de la carga tributaria, generaron un fuerte descontento entre las élites criollas y hasta del mismo clero que también resultó afectado; eso aceleró el proceso de independencia. Eso derivó en aquel histórico “Grito de Independencia”.
En el tiempo que hoy vivimos no hay mucha diferencia con aquel, incluyendo que hoy estamos en franca “celebración” de las reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto y el centralismo se empieza a sentir cada vez más fuerte; con un excesivo control desde el gobierno federal para las principales decisiones, lo que ha ocasionado una lentitud en la actividad económica.
La obra pública empieza a ser ejecutada por empresas contratadas desde el centro, desplazando a las empresas locales; las nóminas del magisterio que estaban a cargo de los estados, pasarán a ser controladas directamente por la federación y las adquisiciones que involucran recursos federales se concentrarán en compras consolidadas que dejan fuera de toda posibilidad a las micro, pequeñas y medianas empresas que representan el 99% de las unidades económicas del país, con una contribución de generación de 7 de cada 10 empleos formales.
La reforma hacendaria y las nuevas obligaciones en materia fiscal han ocasionado que miles de micro y pequeñas empresas estén cerrando sus puertas; la economía informal que representa ya el 60% de toda la actividad económica, poco a poco irá aumentando con la incorporación de muchas gentes que no pueden o no quieren intentar siquiera trabajar dentro del marco legal.
El desempleo galopante incorpora nuevos actores, pues hoy no son sólo los faltos de preparación los desempleados, ahora se suman las personas adultas que están siendo desplazadas de las empresas ante la incorporación de la tecnología y su falta de experiencia en ese campo los pone en esa situación; además de miles de jóvenes universitarios con licenciaturas y posgrados los que no encuentran espacio en el mercado laboral.
La falta de dinero está ocasionando que la población entre en situaciones de desesperación y miedo, lo que no es un clima favorable para una vida en paz y tranquilidad.
Sumado a esto, el pueblo está siendo agraviado por la delincuencia y la falta de seguridad ha hecho migrar a quienes tienen la capacidad de hacerlo, llevándose con ellos la oportunidad de inversión privada que establezca nuevas empresas y genere nuevos empleos.
Muchos estamos preocupados y ocupados en hacer que las cosas no se salgan de control y el país encuentre la ruta de la paz y la generación de riqueza que se traduzca en una mejor calidad de vida para todos los mexicanos.
Por eso anticipamos de forma optimista nuestro deseo de que ¡¡Viva México!! y que ¡¡Vivan en paz todos los mexicanos!!. Ese es mi pienso.