En la historia del tiempo hay eventos que nos marcan la piel y el corazón; algunos quedan puestos en evidencia para el juicio de las generaciones y otros sólo quedan para reflexión y crecimiento personal. Y uno de los más lamentables de que se tenga memoria entre los mexicanos ocurrió en octubre del año 1968 y con diferencia de días se pasó de la masacre de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, a la celebración de los Juegos Olímpicos México 68.
Contrastando con el 2014 que ha cambiado?
La tragedia del ’68 inició en noviembre de 1964, con un problema laboral, cuando los residentes e internos del hospital 20 de Noviembre reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y en represión 206 de ellos fueron despedidos. En respuesta a los despidos se formó la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI) que comenzó a organizar paros que para el día 26 de ese mes ya abarcaban a 40 hospitales del ISSSTE, Seguro Social y Ferrocarriles.
El gobierno prometió estudiar sus peticiones de aumento de sueldos, con lo que se levantó el paro. Sin embargo, se inició una campaña de desprestigio contra el movimiento y el gobierno rompió las pláticas. Promesas incumplidas fueron haciendo crecer el problema y poco a poco se fueron sumando más actores, externos e internos, pues el 26 de agosto de 1965 hubo otra gran manifestación y esa misma noche la policía tomó los hospitales 20 de Noviembre, Rubén Leñero y Colonia, sustituyendo a los paristas con médicos militares y al día siguiente las enfermeras fueron secuestradas por grupos de choque de la FSTSE al servicio del gobierno. Cientos de médicos fueron despedidos y los líderes fueron encarcelados.
El siguiente ingrediente fue el económico, cuando el 1 de octubre de 1966 estudiantes y ciudadanos de Morelia coincidieron en un movimiento en contra del alza en las tarifas del transporte público. Al día siguiente efectuaron una gran manifestación que fue atacada por pistoleros, asesinando a un estudiante, lo que ocasionó la declaración de huelga el 4 de octubre y un gran mitin el 7 de octubre en el centro de Morelia. El 8 de octubre, a petición del Congreso Local, el ejército tomó la universidad y detuvo a decenas de estudiantes.
Otro ingrediente que se agrega fue el político, cuando en 1967, los estudiantes sonorenses se sumaron y encabezaron la protesta popular por la imposición de un candidato a la gubernatura de la entidad. La protesta de la población llegó a actos como ataques masivos a una comandancia de policía y casas de funcionarios en Hermosillo. Como las escuelas eran el centro de la movilización, la policía las atacó; el gobernador Encinas Johnson solicitó y obtuvo del Congreso el llamado a la intervención del ejército, que el 17 de mayo atacó y tomó la Universidad de Sonora. El movimiento de los estudiantes se dice empezó como un movimiento político que intentó que los estudiantes no reclamará por sus derechos, pero resultó en una increíble desgracia a nivel nacional e internacional, quedando claro que el gobierno puede manipular cualquier tipo de evento para que la ciudadanía no haga ningún tipo de escándalo que pueda llegar a afectar la carrera de algún político.
Los siguientes días se fueron sumando más elementos y más motivos hasta llegar a ese fatal 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, cuando el ejército masacró a estudiantes, maestros, ancianos, niños, personas involucradas y también ajenas al movimiento estudiantil. Las calles se mancharon de sangre en clara demostración de la incapacidad de un gobierno a establecer el diálogo y mostrar voluntad para resolver los problemas de la sociedad.
Coincidentemente en la actualidad (2014) hemos vivido varios conflictos que tienen semejanza a los pasados: laborales, económicos y políticos; que también han tenido como respuesta la represión policiaca y el crimen con el burdo maquillaje que pretende justificar al abuso, al “sembrar” armas o argumentos, para hacer que los uniformados parezcan héroes y no criminales.
Y en contraste, el 30 de septiembre de éste año (2014), dos días antes de la trágica fecha, volvimos a ver el movimiento estudiantil en las calles, en un justo reclamo a las imposiciones del gobierno; 25 mil dijeron del gobierno; 50 mil dijeron los organizadores de la manifestación. Sólo que ahora no hubo actos vandálicos ni represión. De manera inusual apareció el hombre al cual buscaban los estudiantes; el Secretario de Gobierno Osorio Chong no se escondió; dio la cara y asumió el compromiso de responder completamente al pliego petitorio de los estudiantes para el día 3 de octubre, (un día después), como respetando ese día que México no olvida y del que justamente el Secretario de Gobierno de esa época también resultó actor, pero totalmente opuesto.
Si se conoce el peso de la historia, al gobierno de la República no deberá caer en la tentación de mentir o hacer promesas que no se cumplan. Pero también éste hecho es un llamado de atención a la consideración de toda la estrategia de éste gobierno en materia laboral, económica y política.
Bienvenido el diálogo y la voluntad de negociación; bienvenida la posibilidad de que el pueblo tenga la razón y la conciliación de ideas que puede acercarnos a un mejor estado. Ese es mi pienso.
jjcastaneda55@nullgmail.com