La opinión generalizada es que Veracruz tiene como gobernador un joven talentoso, que ha sabido sortear las enormes vicisitudes, no solo las heredadas por la fidelidad, incluyendo algunos jóvenes “talentosos”, también la inclusión en la entidad de una federación con problemas políticos y sociales.
Con todo y eso, Javier Duarte de Ochoa, ha tratado de hacer lo propio, desafortunadamente aquellos que hablan al oído y aconsejan, los llamados asesores o colaboradores, en muchas ocasiones han fallado o visto simplemente sus intereses particulares.
Pero hoy están realmente volándose la barda. La exposición de concretar una gubernatura de dos años, solo agrava la situación política en la entidad y daría al traste con la estabilidad que necesita un gobierno para salir por la puerta grande, aguantar la posguerra y esperar los 5 años necesarios para que prescriba el delito de peculado.
Afirmó conocido columnista ”No concibo de qué forma una gubernatura de dos años, no le encuentro por donde”, y cuanta razón, la sola idea y balconeo en los medios causó un movimiento general inmediato de inconformidad y no solo entre los priistas, sino en otros sectores de la sociedad que basan sus esperanzas en un cambio dentro de la esfera estatal.
Pero es grave el especular que el Congreso podría designar a un gobernador sustituto, como también es grave decir que se sujetarán los dos años a una sucesión electoral, donde en este último cualquier panista aprovecharía para jugarla con amplias posibilidades de salir airoso y entonces si serian dos, pero dos horas para dejar el estado, porque ya con el color azul el hombre de Boca del Rio, el mismo que han magnificado, vendría con todo.
Aquí se trata de que quienes están en el poder preparen poco a poco su salida; que se fortalezca el proyecto mas fuerte que tengan los priistas; con el que realmente goce de la simpatía de los veracruzanos; que en este sentido, cierren filas con el que pueda significar menos peligro a su estabilidad; y en honor a la verdad que los salve, porque se sea culpable o inocente de cualquier acusación la contra no la va a perdonar.
De ahí que el joven Javier Duarte de Ochoa, no se debe de confiar de los que dicen merecer una gubernatura de dos años, solo bastaría que haga una reflexión de lo que han hecho por Veracruz los jóvenes fieles que nada garantizan.
Duarte de Ochoa, está en el mejor momento de su gobierno, mantiene con todo y las malas “vibras”, la gran oportunidad de dos años de salir airoso como un mandatario sólido, capaz, ecuánime y valiente, solo basta dar el gran paso y dejar que los propios actores continúen su andar en una gubernatura de seis años tal y como debe ser, apoyando al hombre que dé el resultado, que insistimos garantice su salida y estabilidad o cuando menos no sea tan aparatosa.
Solo para concluir y porque sabemos que ellos mantienen el termómetro de la entidad, la realización de una medición en estos momentos, sin manipuleo daría el resultado de quien quieren para gobernador los veracruzanos y si están de acuerdo en que se lleve a efecto un periodo de homologación de dos años.
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