La foto de portada de mi página de facebook es una de mis favoritas. Para los que no la han visto la describo: Su servidora se encuentra en tubo haciendo la posición de silla con piernas estiradas, un short de licra corto, sosteniendo el equilibrio con mi mano derecha. Sobre mi abdomen está Santiago, mi sobrino de casi tres años. El trae tenis, se sostiene con mano derecha del tubo y su manita izquierda recae en la mía. Su sonrisa dice más que mil palabras. Le encanta el pole y subirse al tubo.
¿A qué voy con todo esto? Simple: esa foto que tengo en mi página de red social y que es motivo de orgullo para mí, para muchos otros significa tantas cosas, como que hasta teibolera soy.
Eso es lo más chistoso de todo, pues una gran parte de la sociedad sataniza al pole, lo ve pecaminoso y sucio.
Realmente, después de practicarlo casi nueve meses, puedo decir que es una actividad física que te da mucha seguridad, te da condición física, fuerza en brazos y piernas y tonificación de músculo… lástima que algunos lo vean como sinónimo de prostitución.
Este es un ejemplo de cómo una foto puede cambiar la manera de pensar de las personas hacia cada uno de nosotros, de que se tenga una opinión errónea, incluso en casos más drásticos hasta nos puede afectar en nuestra vida personal y laboral.
Asi fue el caso de Diógenes Luciano Rodríguez, ex delegado de tránsito del municipio de Álamo Temapache, y digo “ex delegado”, porque después de que se filtrara una foto personal de él en las redes sociales, lo cesaron de su puesto.
Le cuento. En días pasados apareció una foto de Diógenes circulando por facebook y whatsaap en el que aparece postrada su boca sobre el pecho de una dama que lo acompaña, y que al parecer es la que toma el selfie. Se entiende que alguien filtró la foto por error (pudo ser él o su acompañante) y de allí empezó a circular y circular terminando con el despido de su trabajo.
¿Estuvo bien o mal esa decisión? Realmente se han dividido opiniones al respecto.
En lo particular, considero injusto su despido por una foto personal que, al parecer, sólo afectaba a los que estaban en ella. Tratando de encontrar una justificación, observo la foto y no creo que esté en su oficina, en horario de trabajo o usando recursos públicos por los que amerite una sanción. Desde luego que sólo ellos saben el cómo, cuándo y dónde ejercen su intimidad.
Buscando más información al respecto, leía en algún portal que no era la primera vez que el delegado de tránsito era noticia, pues era del dominio público que el señor era “alcohólico asiduo a pagar por recibir placer”. Además de que algunos taxistas le daban mordida para circular sin placas o para no ser reubicados; incluso comentaron que había chocado la camioneta de tránsito.
Creo que si la ciudadanía o sus superiores tenían conocimiento de estos últimos datos relacionados con su trabajo, era motivo suficiente para que lo despidieran y no una foto en la que aparece semidesnudo haciendo lo que una pareja puede hacer en la intimidad. Eso sí me parece totalmente moralino.
Y bueno, realmente creo ésa fue la causa de despido, ya que en la actualidad muchos de los usuarios de las redes sociales nos convertimos en jueces, criticamos, tachamos y denunciamos todo lo nos parece mal, aunque por desgracia, muchas veces sin argumentos y sin razón.
Creemos que si alguien está desnudo es pecaminoso y debe ser mal visto por la sociedad y quien más que nosotros para denunciarlo y compartirlo en la red para que todos lo juzguemos y lo condenemos en una falsa moralina.
Aunque me pregunto ¿los que condenan a Diógenes nunca han hecho eso? lo dudo, tal vez la diferencia sea que no se tomaron la foto, porque de que hacemos cosas peores ¡las hacemos!
Aunque con todo esto, Diógenes puede decir que lo corrieron no por recibir mordidas, ¡sino por darlas!
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