Los eventos multitudinarios, ya sean deportivos o artísticos, generan y provocan pasiones. Los primeros, de unos años a la fecha han pasado de ser espacios de recreación familiar a lugares de batalla campal entre el público. El motivo es lo de menos: gane o pierda el equipo de su predilección, la violencia siempre está latente.

No recuerdo con exactitud el año en que algunos países europeos prohibían entrar a los ingleses que se trasladaban para apoyar a su selección. Eran tiempos de los ‘hoolingans’, quienes destrozaban todo a su paso. Las pantallas de los televisores se llenaban con esas imágenes que transmitían los noticiarios, y no precisamente en sus segmentos deportivos.

Nebulosa es mi memoria para traer el título de la película protagonizada por David Reynoso y Carmen Salinas, rivales en las gradas por ser seguidores de equipos contrarios. Ella apoyaba al Guadalajara; él, al América. En las imágenes se veía a familias completas disfrutando del futbol. O aquella película de Adalberto Martínez, “Resortes”, El beisbolista fenómeno. Eran tiempos de familia, de convivencia, de pasión sana y espíritu deportivo. ¿Cuándo perdimos esto? Lo ignoro.

No se trata de añoranzas de una mujer, sino de tomar conciencia y darnos cuenta de que cada vez perdemos más el tiempo y los espacios de recreación familiar. Quizá en los llanos aún vayan algunas familias para apoyar al hijo, al hermano o al padre. He visto esas estampas en algunas comunidades y congregaciones. Son canchas de fut que me hacen recordar los viejos “campos Juárez”, cuando con mis compañeras íbamos a apoyar a los muchachos de la facultad. Eran auténticos lodazales y al terminar el partido ellos se divertían enlodándonos con la ropa sucia, que nos aventaban.

Todo esto lo comento porque la Comisión de Juventud y Deporte de la LXIII Legislatura presentará una Iniciativa de Decreto que reformaría el Código Civil para el Estado de Veracruz, a fin de endurecer las sanciones para quienes realicen actos vandálicos en instalaciones deportivas de la entidad.

Lamento que se deba llegar a este tipo de coerción legal, pero parece que sólo así se podrá inhibir la violencia. En la actualidad, a quienes alteran o provocan desmanes y llegan a ser detenidos por las fuerzas del orden, se les sanciona con una multa menor a doscientos pesos.

Quizá una pena corporal de dos o tres días de “asueto” en la cárcel haga pensar a los que gustan de ir a causar desmanes en los espectáculos. Porque no sólo será una sanción económica –que por supuesto se elevará–, sino permanecer detenido durante 72 horas.; tiempo apenas suficiente para pensar si valió la pena no controlar el carácter y la pasión.

El presidente de la citada Comisión, Octavio Pérez Garay, considera que “la única manera de acabar con ese tipo de conductas es fortalecer el marco legal y aplicar estrictamente leyes más rigurosas”. Creo que para empezar es correcto. Después, será una labor de educación y cultura. Aunque este proceso sea un poco más prolongado e inicie en el seno del hogar, ¿no cree Usted?

Por hoy me despido, deseándole un excelente inicio de semana. Nos leemos en la próxima entrega.